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Jesús Bombín
Domingo, 12 de febrero 2017, 17:11
Con el propósito de enterrar años de enfrentamientos, tres días antes de la pasada ceremonia de los Premios Goya, el Gobierno y la Academia de Cine firmaban un convenio de colaboración que incluye, entre otros proyectos, la creación de un Museo del Cine. Dos días después, el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, ofrecía la ciudad como sede, resucitando una antigua aspiración de la capital. Su antecesor en el cargo Javier León de la Riva protagonizó la primera en 1998 con la constitución de un patronato encargado de poner en marcha el proyecto, entonces en el barrio de Huerta del Rey, y años después se apostaría por la Ciudad de la Comunicación. Finalmente, en 2005 se aplazaría el proyecto hasta que «estuvieran saneados» el Museo de la Ciencia y el Patio Herreriano. En 2007 el entonces alcalde desveló contactos con una productora para impular un proyecto del que nada más se supo.
Sin embargo, en esta tercera ocasión, y parece que de forma definitiva, tampoco será. Fuentes del Ministerio de Cultura confirmaron a El Norte que «está previsto» ubicar en el edificio de Tabacalera del barrio de Lavapiés el futuro Museo del Cine al que se refirió Méndez de Vigo. Al ser requeridas para una mayor aclaración sobre fechas, proyectos, presupuestos, etc, las mismas fuentes se limitaron a repetir lacónicamente: «está previsto».
Con todo, y pese a la falta de concreción, lo que sí queda meridianamente claro es que el Museo no vendrá a Valladolid pese a todos los argumentos aportados por el alcalde en sus misivas al Ministerio y a la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. La Seminci, la Cátedra de Cine de la UVA y el alto número de salas de proyección existentes en la ciudad, eran los principales. El dossier que Óscar Puente iba a hacer llegar a ambas instituciones explicando «el significado y alcance del cine en Valladolid» ya no será necesario.
Centro Autogestionado
Fue el nuevo director del Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA), Óscar Graefenhain, quien levantó la liebre en una entrevista publicada el jueves en el diario El País. Este funcionario sin ninguna experiencia en el mundo del cine incluía entre sus planes para promocionar el cine en la educación la puesta en marcha del citado Museo en el edificio de Tabacalera de Lavapiés. El inmueble, que parcialmente ocupa el Centro Social Autogestionado, iba a albergar en su día (2007) el igualmente malogrado Centro Nacional de Artes Visuales, para el que se llegó a anunciar un presupuesto de 30 millones de euros, que la crisis acabó engullendo. Todavía hoy cuelga de una de sus fachadas un enorme cartel que anuncia el proyecto nonato.
El acuerdo entre el Ministerio y la Academia había vuelto a resucitar el interés en Valladolid. El Ayuntamiento anunció su disposición «a ponerlo fácil, articulando fórmulas y espacios para albergar un centro que sería un complemento ideal para la Seminci y de cara a potenciar el atractivo turístico de la ciudad», exponía hace tan solo tres días Ana Redondo, concejala de Cultura y Turismo. El mismo jueves confirmaba a El Norte su decepción y su malestar porque la rapidez con que se había adjudicado la sede indica «que la decisión estaba tomada desde el primer momento». También porque ninguna de las dos instituciones a las que se dirigió el Ayuntamiento había respondido.
El sentimiento de frustración se extiende por los círculos cinematográficos de la ciudad, que igualmente se habían ilusionado con el proyecto. El director de la Seminci, Javier Angulo, recordaba que al llegar al cargo le propuso al anterior alcalde, Javier León de la Riva, la posibilidad de crear un museo en la ciudad que había sido rechazado en Málaga. «En él participaba Bigas Luna, era una idea ambiciosa que gustó al alcalde, pero pasaron dos cosas que lo llevaron a pique: Ignasi Guardans, director del Instituto de la Cinematografía, me dijo que había que hacerlo en Madrid; y entre eso y la crisis económica se dejó de hablar del tema». Para Angulo, Valladolid dispone de la mejor oferta posible para un museo de ese tipo en España, «porque Madrid está lleno de museos, mientras que un espacio descentralizado de la capital, a una hora de distancia de ella en tren, es un lugar perfecto». Consideraba, además, esencial la creación de una Escuela de Cine junto al museo y planteaba un edificio de nueva construcción para crear una imagen de referencia.
Javier Castán, director de la Cátedra de Cine de la UVA, consideraba que hubiera sido «muy razonable», porque Valladolid «es una ciudad de referencia en el mundo del cine» y añadía que el proyecto tendría especial sentido se fuera dedicado al cine español. «Nuestra cinematografía necesita estar situada en el lugar en el que le corresponde; durante un tiempo ha sido considerada de segundo nivel y los españoles tendemos a consumir poco nuestras películas, a diferencia de otros países, aunque ahora parece que eso está cambiando».
El director de cine Roberto Lozano afirmaba que «si hay una ciudad en España que tenga nombre propio dentro del cine es Valladolid» y recuerda que «en su día éramos la localidad con más cines por habitante, aunque desgraciadamente eso desapareció por la crisis del audiovisual y la migración a Internet, que destruyó muchas salas. Pero tenemos un festival que responde a otro tipo de público y es referencia nacional. Aquí la gente viene a ver filmes, no a ver a las estrellas; me encantaría que se nos reconociese como un lugar donde el cine históricamente tiene una gran presencia; el museo es una vieja aspiración que ojalá veamos realizadas», manifestaba antes de conocerse la confirmación de que, otra vez, y van tres, Valladolid se queda sin Museo del Cine.
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