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Javier Aguiar
Domingo, 14 de septiembre 2014, 13:02
El director argentino Diego Corsini terminó ayer el rodaje de su última película, Pasaje de vida, que a lo largo de esta semana se ha desarrollado en la localidad segoviana de El Espinar. El filme, en el que participan actores como Miguel Ángel Solá, Charo López, Silvia Abascal o Ricardo, Chino, Darín, es «un trhiller político que encierra una historia de amor», en palabras de su director, y narra la relación entre un hombre, Miguel, miembro de una familia de refugiados políticos españoles en Argentina y a su vez represaliado de la dictadura de ese país, y su hijo adolescente, con el que emprende un viaje por España que le llevará por varias provincias de Castilla y León, Miranda de Ebro, Burgo de Osma o Segovia, además de Madrid y Vitoria, y en el que se irá «acercando al personaje de su padre descubriendo algunos de sus secretos al tiempo que construye su propia identidad», añade el realizador argentino.
Cerca de 40 personas han trabajado a lo largo de la semana en la localidad serrana, cifra que se elevaba hasta las setenta cuando las escenas que se rodaban precisaban de figurantes. Los productores pretenden concluir el montaje y la postproducción antes de final de año para estrenar la película el primer semestre de 2015, aunque todavía no se sabe a qué lado del Atlántico. «Eso dependerá de qué pase cuando se termine, de los distribuidores y de lo que decidamos al ver el resultado final, aunque estamos seguros de que es un proyecto muy potente», señala Corsini.
Un centro de mayores, que se transformará en un hospital, una casa privada y el parque municipal Cipriano Geromini son las localizaciones en las que ha tenido lugar, entre el lunes y el viernes, la grabación de las últimas escenas del filme, en las que han tomado parte figurantes de todas las edades de la villa segoviana. El rodaje en El Espinar contó con la participación de los actores Silvia Abascal, Miguel Ángel Solá, que interpreta al protagonista, y Javier Godino, junto a la actriz salmantina Charo López, cuyo personaje «que vive junto al Acueducto de Segovia» guarda una de las sorpresas de la trama. Todos ellos han conformado el elenco en España de Pasaje de vida.
El rodaje comenzó el pasado mes de junio en distintas localizaciones en Argentina, donde transcurren las escenas de infancia y juventud del protagonista. Allí se prolongó durante cinco semanas, «porque había escenas de tiros y de campo con más complicaciones», con una lista de actores completada con los argentinos Diego Alonso, Manuel Callau, Alejandro Awada, Carolina Barbosa, Beatriz Dellacasa y Andrea Frigerio, esta última en su debut cinematográfico.
Esta coproducción hispano-argentina de «presupuesto ajustado», según su director, ha conseguido reunir un reparto de calidad en el que se alternan intérpretes veteranos y consagrados con otros más jóvenes y menos conocidos en un «mix que funciona de maravilla», afirma Corsini. Entre ellos, Ricardo, Chino, Darín, hijo del popular Ricardo Darín, que en su país ha alcanzado notoriedad por su participación en Muerte en Buenos Aires, un filme de éxito que ya ha superado el medio millón de espectadores.
«Tenemos al menos diez actores de primera nivel explica el realizador y, como además tenemos muy avanzado el montaje de la parte argentina, hemos comprobado que se ha conseguido un estándar de calidad muy alto y estamos muy contentos».
Mario vuelve a casa cuando se entera de que su padre sufre una grave enfermedad neuronal. El cerebro de Miguel vive ahora enclaustrado en el pasado y lo único que desea es encontrar a una mujer llamada Diana. ¿Quién es Diana? Esta pregunta empuja a Mario a sumergirse en una investigación que le otorga otra dimensión al tiempo vivido al lado de su padre, ayudándole a entenderlo y, sobre todo, a perdonarlo. A través de una serie de recuerdos de su padre y de algún objeto encontrado en su casa de la infancia en Segovia, Mario irá reconstruyendo el pasado de su padre, un militante argentino que tuvo que huir del país cuando estalló el golpe de estado en 1976. Del mismo modo, poco a poco irá descubriendo quién era y qué ocurrió con su madre, la verdadera historia de amor entre sus padres y por qué nunca supo la verdad de lo ocurrido. Dos historias, una en el pasado y otra en el presente, que se interrelacionan y que llevarán a Mario a conocer la historia real de su madre y de su nacimiento. Una búsqueda de la identidad y una muestra de cómo el pasado nos persigue durante toda la vida.
Para Corsini es su segunda película como director tras Solos en la ciudad (2011) aunque como productor ha afrontado ya una docena de largometrajes. Se trata de una producción muy especial para él, relata, porque su padre también fue un exiliado de la dictadura militar argentina. «Filmar acá es para mí como un sueño que se mueve entre el corazón y la cabeza. Nací acá pero de muy pequeño me llevaron a Argentina y esta cosa de ida y vuelta es algo muy fuerte y emotivo para mí y para mi familia», confiesa.
El realizador destaca que este trabajo no es una película sobre dictaduras sino que tiene un fondo humano muy importante. Respecto a las similitudes con su primer largo, afirma que «no tiene ninguna, salvo algo que seguro van a tener en común todas las películas que haga, y es que siempre hay una historia de amor, aunque en la primera se trataba de una comedia romántica y esta es un thriller político», concluye.
Pasaje de vida, con guión del propio Corsini y de Francisco Araujo y producida por Cineworld (Argentina) y Hazlotú (España), está basada en la vida de los padres del director y sus compañeros militantes en la Argentina de los años setenta. Miguel, hijo de refugiados políticos españoles en Argentina, represaliado de la dictadura de este país y activista en favor de los derechos de los indignados en España, es invitado a participar en un número especial sobre exiliados de una revista española, cuyas entrevistas se desarrollan en Madrid. Decide viajar en coche junto con su hijo adolescente, con quien mantiene una controvertida relación. Durante este viaje por la Península revive cómo logró huir a España por las persecuciones de la dictadura argentina.
A través de los recuerdos y el relato de Miguel, la película se articula alrededor de las vivencias del protagonista cuando tenía 25 años que, tras la desaparición de su novia, también militante, se enfrente a un dilema: intentar salir de Argentina y vivir o quedarse allí para padecer el mismo destino que le espera a muchos de sus seres queridos. Finalmente el protagonista, internado por un problema neurológico, pierde el sentido del tiempo, del pasado y el presente, y no reconoce a su propio hijo. Militancia, exilio, desarraigo, sacrificios, amor por la vida y las ideologías enfrentadas que llevan al hombre a la aniquiliación se mezclan en este largometraje de Corsini que cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales de Argentina (INCAA) y el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales de España (ICAA).
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