La exploración de Marte, los retos del pan sin gluten, las nuevas tecnologías de detección del engaño, los coches del futuro… Doce representantes de lo más granado de la investigación y divulgación científica española se dan cita este sábado en el Evento Naukas, en el ... Teatro Zorrilla, para hablar de estos y otros muchos asuntos. La jornada se inicia a las 10:30 y concluye a las 19:45 y busca dar a conocer no sólo lo que ya se está haciendo sino lo que podemos esperar en el futuro.
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«Es imprescindible divulgar el trabajo que realizan los científicos de nuestro país», explica Lourdes Rodríguez, coordinadora del proyecto en Valladolid. «En primer lugar porque la investigación se financia con dinero público. Pero también porque, para que la inversión en ciencia pueda crecer lo necesario, es imprescindible que la sociedad conozca lo que se hace, lo valore y lo proteja».
El Evento Naukas surgió en Bilbao por iniciativa de varios divulgadores científicos, pero luego se ha extendido por España. Valladolid, que ya va por la cuarta edición, es la única ciudad, aparte de la sede original, donde el evento se celebra de forma estable, gracias a la colaboración del Parque Científico de la Universidad de Valladolid y la Diputación.
Los promotores de Naukas aportan a la jornada ocho de los doce ponentes, mientras que la Universidad completa el programa con cuatro más. Cada uno dispondrá de 25 minutos para esbozar los caminos de la 'La ciencia del futuro'.
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Catedrático de Cristalografía y Mineralogía de la Universidad de Valladolid, Fernando Rull dirige el Grupo de Investigación ERICA, que participa en las misiones a Marte de la Agencia Espacial Europea y de la NASA, a través del desarrollo de técnicas de espectroscopia avanzada, como la Raman, que usa la interacción de la luz con la materia para obtener información sobre su composición o características. Su tecnología ha participado en las expediciones Perseverance, ExoMars y MMX, en las que se busca restos de posible vida biológica bacteriana en Marte. «Se piensa que Marte y la Tierra fueron planetas gemelos, que tuvieron una evolución radicalmente diferente. Descubrir restos de aquella primera vida que no se desarrolló sería algo trascendental», explica Rull. «Confirmaría que probablemente no estamos solos en el universo». Pero la investigación no es sencilla, porque esas posibles huellas de vida original estarán enterradas bajo millones de años de procesos geológicos. «No va a ser fácil», admite Rull. Sobre todo, porque los trabajos deben hacerse de forma remota y sin presencia humana. Para hacernos una idea, la distancia entre la Tierra y la Luna es de 375.000 kilómetros, mientras que la que tienen que recorrer las sondas enviadas a Marte son 600 millones de kilómetros, 2.000 veces más. «Nunca sabemos lo que está pasando en tiempo real. La información nos llega con una demora de varias horas».
Perito lingüista en la empresa Agilice Digital, Cristina Ruiz es además docente en la Facultad de Filosofía y Letras de la UVA. Agilice es una spin off de la Universidad, la primera de base tecnológica aplicada al área de las humanidades. Sus trabajos se centran en la tecno lingüística y la lingüística forense y se aplican a materias tales como la detección de plagios, identificación de anónimos, o casos de suplantación de personalidades. Es habitual que las defensas les pidan su colaboración en procedimientos legales a través de informes periciales.
«Todas las personas tenemos una forma personal de construir los mensajes y de expresarnos, un idiolecto, que funciona como una marca de identificación», explica Cristina Ruiz. Esta huella se puede detectar en rasgos como el vocabulario más frecuente, el modo como se construyen las frases o la utilización de las conjunciones. «Nosotros cuantificamos los datos y trabajamos con programas informáticos y estadísticos», explica. El resultado es que el impostor, o el suplantador, es descubierto. Pero también puede utilizarse este método para analizar los gestos de las personas y detectar las mentiras. En este campo su trabajo ha sido solicitado, por ejemplo, en casos de denuncias falsas de acoso laboral.
«En el terreno de la identificación del plago la fiabilidad es muy alta. En detección de mentiras aún se puede mejorar», admite Ruiz.
Catedrático de Inmunología de la Universidad de Valladolid y Vicerrector de Innovación Docente y Transformación Digital, Alfredo Corell hablará del papel que pueden jugar las propias defensas interiores, los anticuerpos, en la lucha contra el cáncer.
Con el recurso a sus originales métodos pedagógicos, Corell explicará cómo funcionan las terapias de inmunología, mediante las que ya se inyectan anticuerpos en el cuerpo del paciente para tratar algunos tipos de cáncer, como algunas modalidades de tumores de mama, los cánceres de la sangre (leucemias y linfomas) o los cánceres hepáticos.
«No es todavía la primera línea de tratamiento del cáncer, que sigue siendo, la quimioterapia y la radioterapia, pero la alternativa de los anticuerpos es muy prometedora», afirma Corell. De hecho, está empezando a aplicarse ya también para el tratamiento de enfermedades autoinmunes o de tipo alérgico.
La dificultad de este tratamiento es que las variaciones entre personas son muy importantes, lo que dificulta que un mismo tratamiento valga para muchos. Esta línea casi exigiría avanzar hacia formas de terapia personalizada, lo que Corell no descarta.
En su intervención, el catedrático vallisoletano hablará también de la importancia de la divulgación científica. «Durante la pandemia tuvo mucha presencia en los medios de comunicación, pero ahora corremos el riesgo de que vuelva a desaparecer».
Investigador del departamento de Ingeniería Agrícola y Forestal de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias del Campus de Palencia, Pedro Caballero es miembro de PROCEREALtech, un grupo que investiga sobre productos elaborados a partir de cereales, pseudocereales y legumbres.
En Naukas, Caballero explicará los desafíos que están afrontando los investigadores para crear un pan sin gluten, apto para celíacos, que no recurra a los aditivos, como ahora, y que conserve sus principios nutritivos y sus características sensoriales. O sea, conseguir que el pan sin gluten sepa a pan y alimente como el pan.
«El gluten es una red polimérica que permite retener el gas producido durante la fermentación del pan», explica Caballero. Si se le quita de escena sin más, el resultado sería «poco atractivo» para el consumidor, tanto en aspecto como en sabor, de modo que hay que buscar alternativas para lograr un efecto similar al que produce el gluten. Hasta ahora se han usado aditivos, pero la investigación que explicará Caballero apunta hacia el uso de encimas, masas madre y otros materiales con el fin de evitarlos. Pero también hablará de otra vía para lograr el mismo objetivo: el recurso a tecnologías novedosas de procesado, como la tecnología de microondas, las altas presiones hidrostáticas o el uso de ultrasonidos. Y para mejorar el resultado nutricional: el uso de superalimentos, cereales de valor nutricional superior al normal.
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