Carmelo Irigoyen, en su despacho de la Casa Revilla. Ramón Gómez

Carmelo Irigoyen: «La Fundación Municipal de Cultura era una casa muy bonita pero sin cimientos»

Museos, festivales y eventos municipales han sido integrados bajo un solo patronato y una única dirección

Victoria M. Niño

Valladolid

Lunes, 22 de junio 2020, 08:22

Subió a un tren que ya estaba en marcha, el de la unificación de toda la actividad cultural del Ayuntamiento de Valladolid bajo una sola dirección, la Fundación Municipal de Cultura (FMC). Carmelo Irigoyen fue llamado para culminar ese proceso llamado a cumplir ... con la nuevas exigencias legales que no permite a ninguna institución pública amparar a fundaciones o entes deficitarios. Desde octubre se aproxima a la meta que se alcanzará tras la famosa RPT, relación de puestos de trabajo, la retícula en la que deben integrarse los 46 trabajadores de la casa.

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Sabe que el suyo es el trabajo «feo», el de recibir a programadores y directores, escuchar sus peticiones y sus deseos de sumar públicos. «En esta situación todos quieren bajar los precios o que el acceso sea gratuito. Mi deber es encontrar un equilibro», dice Irigoyen, un soriano que comenzó como concejal en el ayuntamiento de su ciudad, antes de venir como procurador del PSOE a Valladolid para luego pasar buena parte de su vida profesional en la Consejería de Educación.

Maneja un presupuesto anual de 16,8 millones, «que puede tener una ampliación de crédito hasta los 18, según las circunstancias. Por ejemplo este año gastaremos más en reforzar la limpieza pero hemos tenido que suspender eventos, aunque la política general haya sido de posponerlos. El Festival de Teatro y Artes de Calle vivirá una pequeña edición en agosto. La reducción de aforos afectará a la taquilla, aunque esta no sea la fuente principal de financiación».

En el despacho de Irigoyen convergen el director del Calderón, Chema Viteri, el del LAVA, Juan Herrero, el del TAC, Javier Martínez, el del Museo Patio Herreriano, Javier Hontoria, la del Museo de la Ciencia, Inés Rodríguez, la de la Casa de Zorrilla, Paz Altés y el de la Seminci, Javier Angulo, además de las salas de exposiciones, las fiestas patronales o la Cabalgata de Reyes. «Mi deber es gestionar recursos, materiales y humanos. En el caso de la FMC hemos pasado de tener cada institución su patronato, a tener uno conjunto donde estén representados todos. Había que sanear las cuentas y someterlas al control fiscal como cualquier departamento del Ayuntamiento». Todos los servicios externos –limpieza, mantenimiento, seguridad– son contratados de forma conjunta.

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Poco a poco ha ido desplegando su plan para asegurar la economía de la casa. «Cuando conocí por dentro la FMC le dije a la concejala que era un casa muy bonita pero sin cimientos, a la mínima podía caerse». Al poco de llegar Irigoyen se planteó la primera demanda colectiva por parte de algunos trabajadores del Museo Patio Herreriano. «Se les había estado negando el cobro de un plus de productividad y unos derechos sociales a la espera de terminar la RPT. Se consultó con los servicios jurídicos y el criterio aplicado fue que la RPT en nada condicionaba el beneficio de unas mejoras generales independientes de el lugar que ocupen en dicha relación. Se les había negado anteriormente pero pasaron a disfrutarlos».

Irigoyen está presente en la desescalada, en la incorporación de cada institución municipal a la normalidad pero no desvela nada de las programaciones, el terreno de cada director. «En el Calderón la próxima temporada comenzará en enero y el primer trimestre recupera parte de lo cancelado en esta con especial atención a los abonados. En el Museo de la Ciencia solo falta de abrir la parte interactiva hasta ver cómo la organizamos». Y en cuanto a la Casa Revilla, además de prestar su sala, aspira a tener agenda propia.

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