Con 90 años seguía rodando, planteándose límites, inquieto, viviendo por y para la imaginación. En los años 60 encontró en el cine el formato para contar historias, 'Los golfos', 'La caza', 'La prima Angélica'. Se las apañó con la censura para que los marginados, las clases humildes, fueran protagonistas. Su creatividad se habría paso a zancadas. Saura fue el primer director español moderno. Sus obras maestras, referente de los que le siguieron. 'Cría Cuervos', 'Ay Carmela' o 'Carmen', consiguió una simbiosis mágica entre el baile y la luz, otra de sus obsesiones, en sus series sobre las músicas populares. Esa búsqueda de la estética en el retrato torturado de su paisano Goya. Pero el cine a Saura no le bastaba. Inseparable de su Leica, su talento era insaciable. Se ha quedado a pocas horas de recoger su Goya de Honor, aunque ya tenía dos. Su familia ha dicho que se ha ido feliz, seguro que dándole vueltas a un proyecto sobre Lorca que tenía en la cabeza.-Redacción-
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