Qué son las cabañuelas y para qué se utilizan

Por cabañuelas se entiende el cálculo que hacía la gente de los pueblos para pronosticar el tiempo atmosférico.

En la actualidad es utilizado por algunos como método alternativo de predicción del tiempo. Parece ser que cada zona tiene sus cabañuelas dado que, según los expertos, su radio de acción no va más allá de los ochenta kilómetros. Existen varios métodos de cálculo, con variantes en cada uno de ellos, y no es algo propio y exclusivo de España. Cualquier método resulta válido si la interpretación de los fenómenos observados es correcta y los pronósticos tienen un porcentaje alto de fiabilidad.

Ya en el siglo XII, en un tratado de agricultura del árabe andalusí Ibn al–Awan (Abú Zacaría Iahia), encontramos referencias a este fenómeno. Un capítulo (el XXX) trata «de las señales por donde se muestran las lluvias que Dios ha de enviar en la estación del invierno, y la serenidad y los vientos; lo cual aunque acaece por virtud y disposición divina, lo indica la observación común en cosas patentes a los ojos (y en cuya tradición y examen convienen todos los hombres) por los diferentes estados de la luna y el sol, por las nubes, los relámpagos, los truenos, los vientos, la humedad, las nieblas, el arco iris y cosas semejantes, según lo que se ha experimentado en el espacio de muchos años y de largo tiempo».

El cálculo más sencillo y extendido se basa en la observación de las variaciones atmosféricas en los doce primeros días del mes de agosto. La interpretación correcta de estos datos funciona como pronóstico del tiempo que ha de hacer durante cada uno de los doce meses siguientes. Los expertos dicen que las cabañuelas no fallan nunca, así que la falta de coincidencia entre el tiempo presagiado y el real habrá que achacarla a una deficiente interpretación.

Con el fin de afinar lo más posible el cálculo, a las cabañuelas le siguen las retorneras (del 14 al 25 de agosto) y las cabañuelas de santa Lucía (del 13 de diciembre al 6 de enero)