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Xavier Güell, ayer en el Aula de Cultura. José Carlos Castillo
Xavier Güell: «Es primordial emplear pautas musicales en la escritura»

Xavier Güell: «Es primordial emplear pautas musicales en la escritura»

El músico presentó en el Aula de Cultura de El Norte su proyecto literario-musical 'Cuarteto de la guerra'

Laura Negro

Valladolid

Miércoles, 23 de junio 2021, 07:20

Ante un numeroso y entregado público y en el Círculo de Recreo como marco incomparable, el músico Xavier Güell ha presentado esta tarde su último proyecto literario-musical «Cuarteto de la guerra», en un acto organizado por el Aula de Cultura de El Norte de Castilla y patrocinado por la Obra Social de laCaixa y la Fundación Vocento.

Se trata de una tetralogía de indispensable lectura para aquellos que aman la historia, el arte en general y la música en particular, en la cual, el director de orquesta, promotor musical y escritor, se adentra en los años más oscuros del siglo XX. La obra narra las historias de cuatro grandes compositores que luchan por su vida y por su música en un tiempo en el que los totalitarismos y la guerra atenazan el viejo continente.

Güell, ante las preguntas que le plantearon el director de Relaciones Institucionales de El Norte, Carlos Aganzo, y el director del Aula de Cultura, Fernando Conde, fue desgranando los entresijos de su obra. Así, contó cómo la primera de las cuatro estaciones previstas, «Si no puedes, yo respiraré por ti», profundiza en la figura del húngaro Béla Bartók, un genio que para demostrar su oposición al nazismo se exilió voluntariamente a Estados Unidos en 1940, donde falleció 5 años más tarde. Las siguientes paradas de esta gran obra las hará en otros tres pilares de la creación contemporánea, Richard Strauss, Dimitri Shostakóvich y Arnold Schoenberg.

Güell, magistral intérprete de sus personajes, ha conseguido trasladar sus vivencias musicales a las páginas, haciendo literatura de la música. «Con esta tetralogía pretendo conseguir mi propio espacio literario. Hoy en día hay más escritores que lectores. Todo el mundo escribe y es difícil encontrar un nicho particular en el que sentirse cómodo. Para mí es primordial hacer música con la literatura. Emplear pautas musicales en la escritura, igual que hicieron mis escritores de referencia, Marcel Proust o James Joyce», apostilla.

Las cuatro estaciones de la tetralogía, tratan según su autor del «exilio interior y exterior» en los años previos a la Segunda Guerra Mundial. «Se trata de una época en la que los seres humanos visitan el infierno al padecer la presión brutal de las dictaduras de Hitler o Stalin. Es una de las épocas más dramáticas de la historia en la que los compositores tuvieron que tener el valor para sacar lo mejor de si mismos para sobrevivir y seguir creando», recalcó. «Profundizo en los grandes sentimientos: el dolor, la cobardía, el amor… y en la capacidad del ser humano de sobreponerse a las situaciones límite. El arte puede servir para acercar al ser humano a un bien mayor. El arte no necesariamente es moral. El arte tiene que ser interpretado y depende de la voz interior del que lo escucha. El ser humano no nace, se hace y ese largo camino para convertirse en alguien mejor es largo, arduo y difícil y hay que hacerlo en soledad. La travesía de la vida es fascinante, pero no hay que dejarnos enturbiar por el ruido ensordecedor que nos impide escucharnos a nosotros mismos», afirmó con vehemencia.

Generoso, Güell opina que el lector debe apropiarse de la obra para interpretarla. Él mismo se considera un actor. «No concibo escribir sin interpretar. Si no me meto en la piel de los personajes y en sus oscuros recovecos, es imposible convencer al lector. No hago novelas históricas, me meto en la piel de los personajes, sufro y gozo con ellos y cuando estoy lo suficientemente lleno de ellos, entonces soy capaz de escribir», remarcó.

De Bartók, Güell destacó su «poderosísima imaginación sonora». «Supo beber del folclore más auténtico de Europa y fusionarlo con su propia música, consiguiendo que el resultado sea una gran explosión. Su estudio etnomusicológico es de una radicalidad extraordinaria. Para mi era importante empezar esta tetralogía con Bartók porque fue un genio capaz de arriesgar su estabilidad económica, profesional y familiar, para dejar constancia de su radical oposición a las dictaduras de su tiempo. El exilio le salió extraordinariamente mal, porque el público norteamericano rechazó su música hasta quedarse sin recursos. Su música se apagó como consecuencia del exilio, que es lo mismo que le ocurrió a muchos otros. El exilio es un trauma importante que implica una inquietud y una situación tan difícil de afrontar y que muchas veces acalla la capacidad de crear. Con el exilio se apagó la melodía de Bartók», señaló el autor.

Para Güell, la música es el único arte totalmente abstracto. «Mi literatura no es fácil», reconoció, «utilizo formas de escribir sin puntuación y muy distintas a la literatura convencional. Lo mío es intentar unir los dos mundos, la música y la literatura y aplicar formas musicales a las palabras. La música no dice nada específico. Nos lleva a otras regiones mucho más de intuición, percepción y sueño. La música nos lleva a espacios totalmente desconocidos y nos da intuiciones, no razones. Bartók nos demostró que hay tiempo hasta el final y no nos debemos dejar aturdir por el ruido externo. Debemos escuchar nuestra buena melodía. ¿Cómo es posible que después de tanto sufrimiento y de tanto avance tecnológico no hayamos conseguido hacer de este planeta un mundo mejor y más vivible? Nuestro mundo está absolutamente resquebrajado. No escuchamos nuestro interior y nos dejamos llevar por cosas externas», dijo con pasión acompañado de sus manos de director de orquesta. «El ser humano está mediatizado por el ruido exterior y pocas veces tiene oportunidad de escuchar esa melodía buena que todos llevamos en nuestro interior. Es difícil ir contracorriente, pero no nos queda más remedio», concluyó.

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