![Desde la izquierda, Carlos Aganzo, Tiago Pitta y Jesús Calero.](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202209/20/media/cortadas/hay-kqHG-U180114930125PxB-624x385@El%20Norte.jpg)
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Valladolid
Martes, 20 de septiembre 2022, 10:59
Somos agua. Somos el mar y los océanos. Y todos los problemas de los océanos empiezan y terminan con el modo de vida de los seres humanos, desde el hogar hasta los hábitos de ocio y de consumo. Esas fueron las conclusiones de la mesa de debate de la sesión celebrada el pasado domingo en la sede del IE de Segovia, un acto organizado en colaboración por el Aula de Cultura de El Norte de Castilla y el Hay Festival, y en la que participaron el especialista portugués en políticas marinas, Tiago Pitta en Cunha, y el director de ABC Cultural y experto en arqueología submarina Jesús Calero, conducidos por el periodista y escritor Carlos Aganzo.
«Hay que ampliar los Acuerdos de París a los océanos», afirmó el director ejecutivo de la fundación Océano Azul, consejero además de la Unión Europea y de Naciones Unidas. «Aún hay tiempo», dijo, a pesar de reconocer que nuestros mares y océanos ya se encuentran «al límite» en su amenaza a la biodiversidad, su calentamiento e incluso en la propia configuración química de las aguas. Si se mantiene la tendencia, en 2050 ya habrá más plásticos que peces en el mar, aseguró, en un encuentro en el que tanto él como Jesús Calero destacaron la importancia de la cultura y de la educación, especialmente de las generaciones venideras, para hacer reversible un proceso que, a pesar de las declaraciones internacionales, no ha hecho otra cosa que profundizar en su degradación. Si el siglo XXI ha de ser necesariamente el siglo de la descarbonización, será necesario que países como China o Rusia cambien radicalmente su posición de bloqueo a la cooperación mundial en la lucha contra el cambio climático.
«Tenemos que mirarnos –dijo Pita e Cunha– como si fuésemos a bordo de una nave espacial que lleva un gran tanque de agua como combustible, y que este tanque se está acabando. Tenemos problemas, pero alguno de los tripulantes no quieren verlo». Por su parte, Calero destacó, «sin esquivar la autocrítica», el papel avanzado de Europa en la lucha contra el cambio climático, si bien alertó del peligro de que la guerra de Ucrania obligue a los europeos a una «política de supervivencia» en la que la defensa de la naturaleza y de los océanos se quede de nuevo en segundo término.
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