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José F. Peláez. El Norte
«La sola presencia de Delibes hacía que Valladolid se mirara de otra manera»

«La sola presencia de Delibes hacía que Valladolid se mirara de otra manera»

José F. Peláez hablará de sus 'Vallisoletanías' el jueves, a las 19:30 horas, en el Aula de Cultura de El Norte

Carlos Aganzo

Valladolid

Martes, 9 de enero 2024, 19:36

No está en el diccionario. Así que se trata de un neologismo: «vallisoletanías». Desde que las inventó, como cabecera de sección en El Norte de Castilla, las 'vallisoletanías' de José F. Peláez han ido configurando un universo particular alrededor de lo que significa ser vallisoletano en Valladolid. Un universo compartido que nació como signo de una generación, y que ahora, convertido en libro por la editorial Difácil, se ha convertido en el título más vendido en la ciudad en 2023. Peláez hablará de algunas de sus 'vallisoletanías' predilectas en la próxima sesión del Aula de Cultura de El Norte de Castilla que, con el patrocinio de la Fundación Vocento, se celebrará el jueves 11 en el Círculo de Recreo, a las 19,30 de la tarde.

-'Vallisoletanías'… ¿existe el sustantivo? ¿Por qué 'vallisoletanías'?

-No sé si existe, me temo que no. Pero ahora ya está, que es lo importante. La sección se iba a llamar 'Valladolid aparte', pero 'Vallisoletanías' suena a sección mítica, a hablar de Valladolid pero desde Valladolid, sin intentar explicarnos al resto, sino limitarnos a mirarnos, pero con un tono cómplice y sin rehuir lo personal. Es algo así como 'vallisoletanadas', pero con la palabra 'letanía' adherida, con lo que implica. Un poco de nostalgia, de melancolía. Que no de tristeza, por favor.

-El lechazo y Delibes. El Cuadro, el Pasaje Gutiérrez, la cencellada… ¿además de los peleles, la lapicera, el leísmo, el carpesán, ¿en qué consiste ser vallisoletano?

-Y las alubias verdes y confundir 'quedar' con 'dejar' o 'tirar' o 'caer'. No lo sé, pero para mí es un orgullo muy grande. Este es mi lugar en el mundo, el único sitio en el que estoy plenamente tranquilo. Es un sitio excepcional, civilizado, atractivo y culturalmente muy por encima de la media de España.

-Ahora, en el libro, se lee todo de corrido, pero en el periódico se va leyendo semana a semana. ¿Costó mucho encontrar el ritmo de la escritura?

-No, en absoluto. He sido muy feliz escribiendo estos textos y di rápidamente con el tono, aunque ha sido complicado no repetirse. Yo comprendo que parezca una recopilación de artículos, pero no lo es. Es un libro que se ha publicado por entregas, que es muy diferente. En El Norte llevo cuatrocientos y pico textos y estas 'vallisoletanías' son solo 55. Son otra cosa, algo despegado de la actualidad y atemporal.

-El libro ya va hacia la tercera edición. Sin embargo, dice que es un libro generacional. ¿Cree que sus lectores van más allá de su generación?

-Me dicen que el libro está funcionando como un tiro, y eso me hace muy feliz. De algún modo, muestra que hemos sido capaces de conectar emocionalmente con toda la ciudad. Y cuando sucede, evidentemente trasciende a una generación. Es muy gratificante.

-En los artículos, sin renunciar a la crítica social, se respira un cierto orgullo de ser vallisoletano, algo, que en principio, contrasta con el tópico de esta tierra, que dicen que siempre habla mal de sí misma.

-Ese es el tema. Yo no comprendo cómo nadie ha hablado de la niebla, o de Rubén el de El Berlín, o de los faseros o de Cantatore o del clarete. Si esto fuera Sevilla, Rubén el de El Berlín tendría hasta sevillanas. No nos valoramos, no nos respetamos, no nos miramos con cariño sino con una dureza como de institutriz victoriana. Nos hacía falta más humor, sentimiento y cariño.

-En eso Delibes fue un maestro, como ha dicho usted mismo. ¿Hasta qué punto Delibes es un espejo de los vallisoletanos o los vallisoletanos son un espejo de Delibes?

-Delibes, más allá de todo, dignificó a Castilla, la 'desnoventayochizó'. Es el abuelo común, el jefe de la tribu, un mito al que le debemos todos muchísimo. Hay una 'vallisoletanía' dedicada a él. Su sola presencia hacía que la ciudad se mirara de otra manera.

-Dentro de cincuenta años, además de todos calvos, ¿nos preguntaremos también sobre las 'vallisoletanías'?

-No se me ocurre una aspiración mayor.

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