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fernando conde
Miércoles, 24 de marzo 2021, 08:19
Escribió Andrés Bello que los que moderan pasiones son arrastrados a lamentables precipicios. Y quizá por ello, por no ser arrastrado a un lamentable precipicio, el sociólogo Cayo Sastre ponga tanta –pasión, pero también reflexión– en prevenirnos de las trampas que se esconden tras esos 'mayordomos' globales que llevan nombres tan sugerentes como Alexa, Siri, Cortana, etcétera.«Estas tecnologías no sólo han digitalizado el mundo, también nos han digitalizado a nosotros, hemos sido digitalizados y, por tanto, convertidos en actores de un mundo que no es real, pero que ahora es nuestro mundo», afirma Sastre. «El mundo feliz que nos plantea Huxley en su novela es precisamente el mundo de hoy, un mundo en el que cualquier deseo es satisfecho inmediatamente por uno de estos mayordomos. No hace falta que busques, que te esfuerces, basta con que se lo pidas y el cumplirá tus deseos. En realidad, el mundo actual es un híbrido entre ese mundo de Huxley y el del Gran Hermano que dibuja Orwell en 1984».
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Las referencias a textos claves sobre ese totalitarismo de dirección única, global y sumisamente aceptado a escala planetaria en que nos desenvolvemos, ignorantes de nuestra propia servidumbre, trufan el discurso de Cayo Sastre. Aparece así ese 'Divertirse hasta morir: el discurso público en la era del show business' de Neil Postman, que ya advertía de cómo la televisión fagocitaría la comunicación entendida como diálogo. También la sociedad líquida de Zygmunt Bauman, el concepto de 'burocracia' en Weber, esa reciente biblia sin expurgar que es 'La era del capitalismo digital' de Shoshana Zuboff, 'Masa y poder' de Canetti y, sobre todo, un texto fundamental para entender todo esto: 'Los orígenes del totalitarismo' de Hannah Arendt. «La sociedad actual», apunta el autor de 'Mcmundo. Un viaje por la sociedad de consumo', «se basa en principios totalitarios, en dirigir el mundo en una sola dirección y organizar (organizarnos, más bien) la vida en un solo sentido». Y añade: «de este modo, la sociedad se ha convertido en algo ilegible, hasta el punto de que hoy mis colegas universitarios, los sociólogos, hemos perdido la capacidad de entender y explicar lo que está pasando, lo que nos rodea, en qué tipo de sociedad vivimos. Hoy eso lo explican mejor los tecnólogos, los ingenieros que han creado al monstruo, quizá porque, como creadores, ellos son los únicos que le entienden, y por eso huyen de él. Debería servirnos de aviso a los mortales que el CEO de Apple, Tim Cook, haya dicho que él prohibiría a sus sobrinos usar un móvil hasta los 18 años».
Pero nosotros estamos encantados con nuestro mayordomo. Qué importa que nos vigile, que sepa todo de nosotros, si nos hace todo tan fácil que ya nuestro único deseo, como dice Cayo Sastre, es morir algún día abrazados a nuestro mayordomo, nuestro amo.
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