En directo: deja aquí tu pregunta para Reyes Monforte

Después de vestirse la piel de Lina Codina, la mujer de Serguéi Prokófiev, en su penúltima novela ('Una pasión rusa', un preciso retrato de la Rusia stalinista y sus gulags), la periodista Reyes Monforte encarna a Ella, una joven prisionera internada en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau (Polonia), a quien librará del exterminio su dominio de las lenguas y una exquisita caligrafía. 'Postales del Este' es la novela que conmemora el 75 aniversario de la liberación del campo, y de ella habla en la última sesión del Aula de Cultura que, con el patrocinio de Obra Social La Caixa y Fundación Vocento, puede seguirse en la web de El Norte desde las 19 horas.

–La novela es fantástica, pero dura, ¿le ha costado escribirla?

–Es que la realidad fue muy dura, incluso, para los supervivientes, muchos de los cuales eran incapaces siquiera de hablar de ello. Solo una minoría, 20 o 30 años después, se atrevió a hacerlo. «Postales del Este» es un homenaje. Una historia sobre el poder curativo y liberador de las palabras, las palabras como pasaporte a la supervivencia y como arma contra el olvido.

–¿Sobre el horror nazi no lo sabíamos todo ya?

–Es un error común y el camino más corto para arrinconar la memoria. Las estadísticas dicen que un 30% de europeos y un 40% de estadounidenses saben poco o nada de Auschwitz; y el 66% de los millenials ni siquiera sabe quién fue Hitler. Y eso, a pesar de la proliferación de novelas, películas y series… No es que no lo sepamos todo, es que solo conocemos la punta del iceberg. Millones de personas fueron asesinadas durante el Holocausto, solo en Auschwitz se habla de un millón cien mil personas, y cada una de ellas tenía una historia diferente que merece ser contada y conocida. Sabemos poco de Auschwitz, sí.

–¿Cómo pudo llegar el ser humano a tal grado de deshumanización?

–Es la pregunta del millón: cómo puede alguien normal convertirse en un asesino. Cómo puede una joven trabajadora de Correos, como Maria Mandel, con un novio polaco contrario a Hitler, convertirse en la Bestia de Auschwitz, la mujer más cruel y sanguinaria de aquel siniestro lugar; Capaz de emocionarse escuchando a Puccini, pero impasible ante el sufrimiento de miles de prisioneros. Dejé de hacerme esa pregunta cuando escuché a un superviviente responder a esta misma pregunta, la respuesta se me quedó grabada en el alma: «Yo, que estuve allí, todavía no lo entiendo».

–¿Son comparables el gulag y los campos de concentración?

–Todos los genocidios, así como los genocidas, son comparables. El terror es terror, independiente de la ideología que lo alimente. La maldad no tiene género, ni nacionalidad, ni religión, ni raza. Hitler y Stalin son dos grandes genocidas por la entidad de sus crímenes contra la Humanidad. Es cierto que sobre los crímenes del nazismo conocemos más, pero lo que hizo Stalin, no solo lo igualó, sino que lo superó con su sistema de gulags, los campos de concentración rusos, mantenido en el tiempo.

–¿Volverá el mundo a ver totalitarismos como los del siglo XX?

–Primo Levi, escritor y prisionero en Auschwitz, ya lo advirtió: «Ocurrió. En consecuencia puede volver a ocurrir; y puede ocurrir en cualquier lugar». Es la frase que abre la novela. Algunos le tildaron de exagerado, pero 47 años la historia se repitió en Bosnia: campos de concentración, violaciones, limpieza étnica, y un Milosevic hablando de la 'Gran Serbia'. Este año conmemoramos el 75 aniversario de la liberación de Auschwitz, pero todo lo que hizo posible su construcción: el odio, el racismo, la intolerancia, el antisemitismo, la violencia, la intransigencia…, todo eso no quedó enterrado en la tierra del campo como las postales que escribieron algunos prisioneros; todo eso sigue en nuestro tejido social, es parte de la condición humana, y solo necesita un chispazo para aflorar.

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