Neocostumbrismo y humor, la receta para el mejor Umbral

«Mezclando neocostumbrismo con humor aparece el Umbral más primigenio», sostuvo Besteiro, para quien este autor es una de las figuras más fascinantes de nuestra literatura y crónica periodística en los últimos tiempos: «Conocemos su vida pública, parte de la privada, y nada de la secreta», asevera. Pasando revista a sus textos tanto para prensa como concebidos para un producto editorial, Besteiro sentencia que Umbral «era un novelista del montón, pues no quería hacer novelas sino deshacerlas, y sus mejores trabajos están en los diarios», en referencia al 'Diario político y sentimental', 'Diario de un noctámbulo' o 'Diario de un escritor burgués'.

«Umbral es un cruce entre Cela y Delibes», valoró en el acto del Círculo de Recreo Carlos Aganzo, director de Relaciones Institucionales de El Norte de Castilla y presentador del encuentro, que calificó la última obra de Besteiro como «un pequeño libro acontecimiento para disfrutar y pasarlo bien, para leerlo y releerlo, y para rescatar a la figura irrescatable que es Francisco Umbral».

El manual de instrucciones retrotrae, cuando se aborda la década de los ochenta y los noventa, la época del Umbral más políticamente incorrecto. El debate hoy recurrente tentó a Besteiro a significarse y verbalizar que, a su juicio, «vivimos hoy con mucha más censura de la que había antes». Otro concepto tan de moda hoy es el del 'postureo', y es que la relación del columnista con Miguel Delibes era estrecha, casi paternofilial; tanto que, según Besteiro, es una de las pocas personas con las que Umbral se atreve a confesarse como «alguien que finge ser quien es en esta jungla que es la vida», citaron. Al mirarse el uno al otro, concluye el protagonista del Aula que «Umbral veía en Delibes a un profesional, mientras que Delibes veía en Umbral a un genio».

Mirando al legado de Umbral, Besteiro, también articulista, indicó cómo su huella aún permanece en un sinfín de columnistas, de toda ideología, generación y territorio, que empapan sus comentarios en prensa de un inconfundible estilo umbraliano. «Tratar de imitar a Umbral es como ser un cantante de pueblo que pretende igualar a Frank Sinatra».

La charla abordó también la figura de Álvaro Cunqueiro, sujeto de estudio de una anterior obra del invitado al Aula de Cultura, 'Un hombre que se parecía a Cunqueiro': «Me parece un genio, consiguió anticiparse diez años al realismo mágico, y un articulista de lujo».