Marta Robles despoja del halo de bondad a los artistas en sus relaciones

Amor y creación artística son los mimbres de las historias que ha entrelazado para despojar del efecto halo a los genios que no necesariamente «son bellas personas». Para Robles el buen amar pasa por «hacer florecer al otro, sacar lo mejor de él, lo cual implica a veces sacrificio. Eso no se da en Neruda precisamente». De amores y desamores, de abusos, dolores y emociones habló ayer la periodista que contrapuso a Don Juan, «nos sigue cayendo bien en el siglo XXI, escuchamos a muchas señoras decir que les gustan los malotes», y las mujeres fatales. Para Robles, DonJuan es la mayor aportación española a las artes universales.

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«Cada autor ha hecho un DonJuan a su medida. Tirso de Molina creó un clérigo como él. Zorrilla, prolijo en amores necesitaba ser redimido por Doña Inés, le salva el amor. Mozart compone un 'Don Giovanni' en ópera bufa, es un Juan perverso. Moliére, oscuro en su vida y escritura, creó una compañía teatral con una señora y al morir esta se casa con su hija que a la postre también era hija suya. Y Byron hace un DonJuan mujer que no puede rechazar a tantos pretendientes, como él». Frente a ellos, las mujeres fatales, «las que llevan esa cruz, desde Eva, las sirenas, las diosas, hasta Alma Mahler, Lou Andreas Salome o Colette». Marta Robles se preguntó mayéuticamente por las mujeres de fatales de hoy para hacer pandilla con el respetable: «Nosotras, somos nosotras».