Fernando García de Cortázar. fFernando Gómez

García de Cortázar: «Desconocer la historia es como carecer de derechos civiles»

El historiador presenta el lunes 29 de octubre su último libro, 'Viaje al corazón de España', en el Aula de Cultura

FERNANDO CONDE

Domingo, 28 de octubre 2018, 13:18

«Fue en Tierra de Campos donde comprendí que los poetas que había leído en mi Bilbao natal me habían enseñado a dialogar con el paisaje castellano de páramos de asceta, un paisaje vivo, que se despliega ante la mirada bebiéndote las venas… Sí, los ... campos castellanos me llegaron al alma a través de los libros, pero no pocas veces yo también me pregunté entonces, como Antonio Machado, si acaso estaban ya en el fondo de ella», escribe Fernando García de Cortázar en su última obra, la más ambiciosa de cuantas ha acometido el historiador bilbaíno. En el mismo año que ve la luz 'España, entre la rabia y la idea', Cortázar , director de la Fundación Vocento, nos regala un 'Viaje al corazón de España'. Novecientas páginas para conocer nuestro propio corazón que presenta el lunes 29 de octubre en el Palacio Real de Valladolid dentro del Aula de Cultura de El Norte, que cuenta con el patrocinio de la Obra Social la Caixa y el apoyo de la Junta de Castilla y León.

Publicidad

–Un libro azorinesco en su forma y unamuniano en su fondo. ¿Un libro personal?

–En mi obra he tocado casi todos los palos, pero me faltaba descubrir a los españoles lo hermoso que es este país. 'Viaje al corazón de España' es un libro vivido, un esfuerzo gestado durante años por acotar lo inabordable. Sin duda es mi libro más ambicioso pero también es el más personal. En él a menudo pinto un paisaje, evoco algún personaje, cito lecturas que me han marcado, rememoro algún poema. La emoción me lleva a rastrear las pequeñas anécdotas o la historia con mayúsculas que esconde un edificio, recuerda un rincón olvidado o nos susurra un paisaje.

–¿Este libro completa y da sentido a la obra de toda una vida?

–Sin ninguna duda. 'Viaje al corazón de España' es un viaje sentimental por un país al que he dedicado todas mis energías como historiador; un viaje por el espacio y por el tiempo, y también contra el olvido en unas horas de desaliento colectivo. Y es también el reflejo de mi vida, un viaje a mi España, la que Cervantes y Galdós y tantas otras voces de nuestra cultura universal me mostraron.

–¿Cómo es el corazón de España?

–Un corazón riquísimo que ha generado un patrimonio artístico y cultural único en el mundo. Tenemos la suerte de ser 'romanos', pero también fenicios, y árabes, y godos. De todos ellos quedan testimonios que forman parte de nuestra cotidianidad. Somos un pueblo de mestizaje, y nuestro presente es hijo de la convivencia entre culturas, idiomas, razas. Por eso hemos de emprender el viaje con el corazón abierto a la curiosidad intelectual, sin la rémora de ese terrible nacionalismo de orejeras, provinciano y excluyente, que recorta el pasado y disimula en su seno prejuicios étnicos y racistas.

–Quizá ningún otro historiador haya dedicado tanta literatura y tanto empeño a arrojar luz sobre nuestro pasado como país y como sociedad. Es la suya una prolija labor dedicada al rescate de una imagen de España a veces desenfocada, cuando no distorsionada intencionadamente, por propios y extraños. Decía Miguel Artola que el historiador debe servir a la verdad no a intereses políticos o ideológicos.

Publicidad

–La historia debe cumplir una misión esencial: debe iluminar el pasado sirviendo –como decía mi querido maestro– solo a la verdad. El problema que tiene España es que hay demasiados intereses creados en torno a potenciar una versión determinada de nuestro pasado. Y esto ha contagiado, en efecto, a no pocos historiadores.

–Ernst Jünger prevenía contra los historiadores que se envilecen tanto que acaban siendo meros peones y cómplices del periodismo.

–Desconocer la historia es como carecer de derechos civiles. Nada más ingenuo que pensar que lo que no se sabe no hace daño. El pasado puede manipularse para alimentar el narcisismo colectivo, para justificar una matanza, una guerra. No puedo estar más en desacuerdo con la visión elitista que subyace a la crítica de Jünger. La historia tiene una misión trascendente en la sociedad, una misión que debe desbordar el ámbito del 'especialismo', cuidando además el estilo literario. Porque, no nos engañemos, un libro de historia mal escrito es un mal libro de historia.

Publicidad

–¿Qué advertencia hace al lector hacia el presente y el futuro?

–Hace tiempo que hemos deshabitado sentimentalmente lo que somos: nuestra historia, las realizaciones artísticas y culturales de nuestros antepasados… Desalienta comparar a aquellos jóvenes universitarios de los setenta que coreaban los versos de España en marcha en la canción de Paco Ibáñez con los de hoy, a los que se ha encerrado en el vacuo laberinto de la postmodernidad y expropiado su conciencia nacional. Tendrían que viajar, pero no tanto fuera como al corazón, a su propio corazón, al corazón de España.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad