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El periodista Francisco Rubiales. EL NORTE
Aula de Cultura

Francisco Rubiales: «La democracia española es una de las más imperfectas del mundo»

Disertará este jueves sobre la relación de Cuba con España a lo largo de los útimos 60 años

fernando conde

Valladolid

Miércoles, 6 de abril 2022, 00:04

Corresponsal en Cuba de la Agencia Efe en los setenta, director de comunicación de la Expo 92, columnista en diversos medios, ensayista valiente y presidente del grupo de comunicación Euromedia, Francisco Rubiales es uno de esos periodistas privilegiados que han visto pasar por delante de su pluma la historia de la segunda mitad del siglo XX. Y de todo ello debió de tomar buena nota para convertirse en una de las voces más libres, críticas y fundamentadas contra la decadencia de la democracia y, sobre todo, contra la decadencia moral de quienes deberían defenderla por encima de todo y de todos. Con Cuba como telón de fondo, hará recuento de una vida que es pura anécdota en la sesión del Aula de Cultura que, con el patrocinio de Fundación laCaixa y Fundación Vocento, tendrá lugar este jueves, 7 de abril, a partir de las 19:30 horas, en el Círculo de Recreo.

–¿Cómo fue la relación entre Fidel y Franco mientras compartieron tiempo y dictaduras? 

–Se respetaron en la distancia y tejieron cierto afecto y complicidad. Compartían el recelo hacia Estados Unidos, su origen gallego y un amor a España, que también se respiraba en Cuba. Fue una relación compleja y cubierta de disimulo y secreto. Franco temía la reacción adversa de Estados Unidos por su ayuda a Cuba y Fidel temía el escándalo que representaba para un comunista ser amigo del «fascista» Franco.

–¿Cómo es posible que Cuba siga siendo un país sometido al castrismo sesenta años después?

–Al principio, el castrismo y Fidel eran queridos y seguidos con entusiasmo en Cuba, pero el tiempo fue deteriorando todo. La escasez persistente, las enormes diferencias entre los que mandaban y los que obedecían y las injusticias del régimen deterioraron la relación entre el pueblo y las élites, un problema que se agrandó con la muerte de Fidel, que era quien suavizaba el rostro del comunismo cubano. Pero la clave del sometimiento al castrismo está en la represión. Cuba es, probablemente, el país con más espías, chivatos, policías y militares, todos ellos dedicados a controlar y reprimir cualquier rebeldía o disidencia. El control es de las personas y las ideas, sobre todo si manifiestan síntomas de libertad. Cuba no se liberará del dogal castrista sin ayuda externa, salvo que el sistema se pudra desde dentro y se derrumbe, víctima de su fracaso y corrupción.

–En uno de sus libros habla de una democracia más severa. ¿Quiere decir que en España hemos generado una democracia blanda e imperfecta? 

–La democracia española es una de las más imperfectas del mundo. Sus carencias son inmensas, aunque una serie de factores como la prosperidad relativa que existe, la propaganda y la labor de los medios de información comprados, sobre todo de la televisión, lo disimulen y oculten. La democracia española carece de controles suficientes al poder político, de una sociedad civil organizada y fuerte que sirva de contrapeso a ese poder, de una ley igual para todos, de procesos electorales limpios y garantizados, de verdadera soberanía e influencia de los ciudadanos, de partidos políticos auténticamente democráticos, de separación real de los poderes básicos del Estado, de respeto y culto a la verdad y de unas exigencias de transparencia, limpieza y valores que son imprescindibles en democracia.

–¿Son, por tanto, muchos de los políticos actuales el producto de una democracia mal entendida y peor aplicada?

–Ciertamente. Muchos de los políticos actuales, la mayoría de los partidos existentes y la decadencia general que envuelve a nuestra nación son la consecuencia lógica y natural de la prostitución de la democracia, un sistema que cuando es respetado eleva a los países y los hace prósperos y poderosos, pero que cuando se deteriora, genera mafias y decadencia.

–¿Y qué responsabilidad tienen los periodistas en ello? 

–Vivimos una época dura y difícil en la que escasean los valores. Hasta los años sesenta, el periodismo conservó sus vínculos con la democracia, la libertad y el pueblo, pero luego ya no. Yo empecé a ser consciente en los 90 y decidí luchar contra ese drama, pero perdí. Muchos medios fueron comprados por su flanco más débil, los editores, necesitados de cuentas de resultados positivas. El poder compraba publicidad, propaganda e influencia en el mismo paquete y los medios cedieron. Más tarde, se compraron también las líneas editoriales y las voluntades. Los periodistas tuvieron que renunciar a sus valores, sobre todo a lo que constituía la esencia de su hermosa y valiosa profesión, que era el servicio al pueblo y a la democracia con la verdad.

–Sobre la invasión de Ucrania...

–Es un poco el resultado de la decadencia del planeta, del hundimiento de la bondad, del bien y de los valores. Ucrania es una inmensa bofetada a la civilización y una puerta abierta a los peores horrores imaginables. Conversando en Italia, en una cena, con Sandro Pertini, siendo yo corresponsal en Roma, me dijo que el mayor riesgo del mundo es que caiga en manos de los peores locos y asesinos, porque las democracias no están lo suficientemente blindadas frente al poder. Era 1982 y Pertini se refería, sobre todo, a Italia, por entonces sumida en la corrupción masiva de la Democracia Cristiana de Andreotti, del socialismo de Bettino Craxi y del comunismo de Enrico Berliguer, pero el anciano presidente advirtió que eso podría ocurrir en otros países. Muchas veces me pregunto si hemos alcanzado ya ese estado de deterioro nauseabundo.

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