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efe
Miércoles, 10 de agosto 2016, 13:35
Los actores María Adánez y Roberto Enríquez se convierten en «portavoces» de las familias a las que «nadie escucha» ante el drama del acoso escolar en El pequeño poni, un montaje dirigido por Luis Luque que va «más allá» del bullying y plantea preguntas sobre la «libertad», la «tolerancia» y el «miedo». «Pocas veces se produce un efecto catártico así, creo que es porque hay algo que hace boom dentro de todos los espectadores», afirman Enríquez, Adánez y Luque sobre esta obra de Paco Bezerra que llegará al madrileño Teatro Bellas Artes el 17 de agosto tras su paso por Zamora, Santander y Alicante.
La clave para que se produzca esa catarsis, aseguran, reside en que el público «de todas las edades» se «reconoce» en El pequeño poni porque «en mayor o menor medida, todos hemos sufrido, visto o consentido» algún caso de acoso escolar.
La trama está inspirada en la historia real de Grayson, un niño de nueve años al que le prohibieron la entrada a su centro escolar después de sufrir varios ataques físicos y verbales por llevar una mochila de la serie infantil Mi pequeño poni.
En este caso, ocurrido en Estados Unidos en 2014, la dirección del centro consideró «detonante de acoso» el hecho de que el pequeño acudiese a clase con la mochila de sus dibujos animados favoritos, acusándole de haber provocado «disrupción» en el aula.
«Ahí es donde empieza el error, al criminalizar al niño», sostienen los miembros del elenco, que ponen sobre la mesa preguntas «que están sin contestar» sobre los «parámetros» en los que se mueve la sociedad y las situaciones de «soledad y silencio» de los niños que sufren bullying y las personas de su entorno. Desde el punto de vista de Enríquez, leonés de nacimiento pero desde la infancia vecino de Valladolid, aunque a «nadie le interesa» tener un caso de acoso escolar en su centro, la «moral propia» de los colegios religiosos hace que la tendencia a «tapar» estas situaciones sea «más frecuente» en este tipo de centros que en los públicos.
Enríquez y Adánez encarnan a Jaime e Irene, los padres de Luismi, el personaje basado en la experiencia de Grayson que es víctima de bullying en la escuela. «En el espectáculo, los padres adoptan dos posturas en las antípodas sobre cómo afrontar el problema de su hijo; el padre prioriza su libertad y la madre, su seguridad», relatan los intérpretes, para quien El pequeño poni refleja la «guerra claramente ideológica» que enfrenta a la «muy intolerante» sociedad actual.
Gira tras Madrid
Para Adánez, popular por sus papeles en series como Aquí no hay quien viva y Farmacia de guardia, uno de los puntos fuertes del montaje es que no presenta «ni buenos ni malos», sino que ofrece una trama en la que «te posicionas por momentos pero pronto cambias de lugar porque todos los personajes tienen aristas». «Mi personaje, por ejemplo, cuenta Enríquez es un tipo bastante tolerante que acaba traicionándose a sí mismo, comportándose como un talibán con quienes más quiere, su mujer y su hijo».
El director, Luis Luque que participó en julio en el Festival de Teatro Clásico de Mérida con Alejandro Magno busca con El pequeño poni que el público «reflexione» y valora especialmente que, «como ocurre siempre en el buen teatro», el mensaje se convierta en «protagonista total». Tras su paso por Madrid, la obra seguirá su periplo por España en ciudades como León, Vigo, Pontevedra, La Coruña, Badajoz, Ciudad Real, Jerez, Cartagena, Logroño y Valencia donde se representará una decena de funciones del 1 al 11 de diciembre.
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