Elena García Quevedo.

Pequeñas lecciones de grandes vidas

Elena García Quevedo presentó su libro ‘Voces sabias. El arte de vivir en tiempos de cambio’ en el Aula de Cultura, junto a Miguel Delibes de Castro

Victoria M. Niño

Martes, 15 de marzo 2016, 10:22

Nueve personalidades destacadas en la ciencia, el deporte, el arte, la medicina y la economía son las Voces sabias escuchadas por Elena García Quevedo. La periodista burgalesa las ha retratado en un libro que lleva por subtítulo El arte de vivir en tiempos de cambio (Paidós), que presenta en el Aula de Cultura de El Norte, con el patrocinio de Caixabank y la colaboración de Junta y Ayuntamiento, este viernes en el Salón de los Espejos del Teatro Calderón. La acompañará uno de los «íderes elegidos», Miguel Delibes de Castro.

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«Me he fijado en las pequeñas cosas, en los detalles, en las relaciones afectivas, en cómo hablan de los suyos estos nueve números uno, que no se conocían entre ellos y, sin embargo, coinciden en algunas cosas llamativas», explica García Quevedo. Por ejemplo, «varios comienzan el día escuchando a Bach».

Durante nueve meses, Elena ha estado encontrándose y reencontrándose con Joaquín Fuster, Luis Goytisolo, Margarita Salas, Miguel Delibes de Castro, Federico Mayor Zaragoza, Vicente del Bosque, Iñaki Gabilondo, Nuria Espert y José Luis Sampedro. La entrevista con el economista es anterior. «Buscaba líderes en su sector, los que más alto han llegado en lo suyo y cuya forma de hacer ha ayudado a cambiar la forma de ver un país. Por eso son mayores, gente con experiencia, y que a la vez, en conjunto, den una idea al lector de esa sociedad», dice Elena. «La diferencia de este libro es que he entrado en sus vidas desde lo pequeño y, en la mayoría de los casos, se han abierto completamente». El resultado de los distintos encuentros se ha plasmado en un retrato de cada uno, «reelaborado literariamente, que refleja cómo han ido cambiando sus vidas en ese tiempo, las decisiones cruciales que han tomado. Cada uno es una historia en sí».

Olvidarse del tiempo

La autora ha ido avanzando según le abrían las puertas, dejando atrás la imagen pública del personaje, colándose en su intimidad. «Por ejemplo, en el caso de Nuria Espert, estuve un año tras ella y cuando quedaba mes y medio para la entrega del libro, logré pasar un día en su casa. La imagen de Nuria era la de la diva sobre el escenario. En cuanto me senté con ella, comenzó a hablar de su vida personal, de su marido, de sus hijas, del sentido de la existencia, del teatro, la excusa para hacerse a sí misma. El tiempo pasó tan rápido que cuando miró el reloj, nos habíamos pasado hora y media de lo previsto. Ese olvidarse del tiempo es algo que me ha ocurrido con la mayoría.El tiempo desapareció».

Eligiendo a destacados exponentes de sus respectivos campos, es inevitable preguntar por la relación entre la vida privada y la profesional. ¿Han antepuesto la labor al amor? Respuesta rotunda: «No. Para todos ellos la vida personal es clave. La reconocen como un sustento, todos hablan en paralelo. Por ejemplo, Vicente del Bosque se emocionó hablando de su hijo y de su padre. No han centrado su esencia en la profesión, más bien han sabido combinar, han encontrado la forma de alimentar ambas vidas. En la mayoría he visto mucho amor».

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Elena García, que fue corresponsal de la Ser, concreta su argumentación en otro ejemplo, Iñaki Gabilondo. «Su primera mujer estuvo diez años enferma. Durante ese tiempo es cuando él se hace famoso, la gente le reconocía en la calle, le felicitaban, y el trabajaba de lunes a viernes y pasaba los fines de semana en el hospital acompañando a su esposa. ¿Hasta qué punto Iñaki no es sino el resultado de todo aquello? ¿cómo no va a tener que ver? Se entregó a la profesión mucho más, probablemente. Pero a día de hoy, cuando hace balance, de lo que está orgulloso es de haber creado una piña con sus hijos, la familia de su primera mujer y su segunda esposa». De la conversación con Margarita Salas recuerda que «no habla sin agradecer a su marido lo que ella es. Pero es que Espert, lo mismo. Por ejemplo, Fuster se emociona al recordar cómo siendo un chaval emigró a Estados Unidos porque era allí donde podía estudiar neurociencia y su novia lo esperó. A sus 84 años, toca el piano con ella, hablan cada día en una lengua porque ha probado que es bueno para estimular distintas partes del cerebro; eso sí, discuten en catalán».

El maestro Del Bosque

Elena ha vivido el libro como un aprendizaje personal haciendo memoria con estas personas. «He vivido la emoción de la memoria, el repaso de la esencia. Te das cuenta de sus recetas, el camino que da brillo a su vida, que les hace crecer y superarse. Atender a las pequeñas verdades personales de cada uno acabó siendo el propósito del libro. Coinciden en escuchar música por la mañana, en la suerte que se atribuyen, casi todos creen en la suerte. La mayoría son humildes, se muestran de carne y hueso, gente común a quien les acompañó la suerte y el amor por lo que hacen. Eso se da en todos, el máximo respeto por su trabajo y en general por todo lo que les concierne, sea un trabajo o una relación». Yvuelve a Gabilondo para explicar la importancia que dan al destinatario. «En general son conscientes de su rol, del paso del tiempo, de su lugar. Iñaki se llevaba a su equipo a las 6:00 h, a la terraza del trabajo a ver amanecer o la noche. Allí les iba haciendo recordar a quién dirigían su trabajo; a la pescadera, al oficinista, al banquero. Era muy consciente del papel del otro». Aunque no le gusta el fútbol, los vectores del liderazgo deportivo la llevaron hasta Vicente del Bosque. «Su padre era maestro y le llevaba a ver la tumba de Unamuno. Él quería ser también maestro para enseñar a los chavales a defenderse en la vida y eso es lo que ha hecho en el fútbol. Su juego no es la competitividad, sino la suma, no ganar cueste lo que cueste, sino salir adelante juntos».

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Sobre cómo ven el futuro, en general sí hay sensación de cambio determinante, distinto a los anteriores en Gabilondo, Delibes, Sampedro, Espert o Mayor Zaragoza. «Sin embargo no para Salas, porque tiene tal esperanza en lo que el hombre puede llegar a ser que lo ve como un reto. Del Bosque también habla de cambio cíclico». Miguel Delibes de Castro la ha puesto en contacto con las palabras de su niñez, con las de su padre y las del Burgos rural. Su conversación sobre literatura y ecología, sobre la caducidad de la Tierra y los abusos a los que la sometemos tendrá una continuidad en el Salón de los Espejos mañana a partir de las 19:00 h.

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