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Cuerdas que tejen música con los versos clásicos

Javier Bergia y Begoña Olavide emocionan al público que llenó Las Francesas con sus canciones, su guitarra y salterio en una sesión del Aula de Cultura de El Norte y CaixaBank

Victoria M. Niño

Martes, 17 de noviembre 2015, 12:20

En el altar de la iglesia de Las Francesas, con el permiso de Brigitte Bardot que enseñaba sus encantos en un lateral, desplegaron ayer su último cancionero los juglares Javier Bergia y Begoña Olavide. Los dos músicos protagonizaron la sesión del Aula de Cultura de El Norte y CaixaBank en torno a su disco De un tiempo a esta parte.

Arropados por las fotos de Sam Lévin y el público que llenó la sala, Bergia y Olavide interpretaron las composiciones creadas para poemas de la literatura española. Un madrigal de Quevedo probó la buena acústica del lugar. La guitarra acústica de Bergia quedó pronto eclipsada por el salterio de Olavide. El alma de un piano exento, la madera horadada con círculos mágicos, los dedos de la tañedora saltando por las cuerdas, es hipnótico.

Un poema de Calderón, germen del disco y del proyecto que unió a estos dos músicos tras dos décadas sin cantarse, sucedió a Quevedo. Y su elegía a la muerte, que es celebración de la vida, acaba con el imperativo de los intérpretes: «goza del tiempo oportuno».

Yoportuno fue seguir leyendo la poesía española a través de la música de estos dos madrileños que comenzaron en los pentagramas de la antigua. Olavide dejó a Savall para meterse de lleno en la música andalusí y de la inmersión en ese sonido durante ocho años en Tánger emergían las notas para Ese instante tan claro, de Luis Cernuda.

Cantautor, además de compositor música instrumental, Bergia quiso medirse con los grandes y pidiendo su venia interpretó Delirio. Uno de las canciones grandes de ese disco es Por tu puerta, de Miguel Hernández. Sin embargo la composición no les llevó al territorio del levantino, sino al otro lado del Atlántico. «Fueron las musas, nos señalaron esa vía y nos ha salido una canción muy tropical», casi se excusó Javier. Yefectivamente, casi saludaron Silvio y Milanés por boca de Bergia.

De un tiempo a esta parte es el resultado de una propuesta de Olavide a Bergia. La cantante y salterista volvió a la poesía española tras ocho años inmersa en la árabe. Y comenzaron a componer a cuatro manos la música que les sugerían los versos de Berceo, de Juan Ramón, de Quevedo.

Martín Gaite y Parra

Pasado el ecuador, tomaron aire y convocaron al don Antonio Machado a través del poema Yo he visto mi alma en sueño. Begoña anunció un modo argelino sobre el que pivota la canción, el salterio es el solista y la guitarra eléctrica, el bajo. Olavide teje con sus manos un mantra andalusí mientras el verso sale de un Javier Bergia recitativo. Los ojos moros de la soprano acompañaban, en los fugaces instantes en que los dejaba ver.

Recitador siguió con el Libro del buen amor y con gracia desgranó verso a verso lo que luego cantaron, Del buen amor, tal astilla. Un poema de Ignacio Elguero devolvió al respetable a ritmos más forzados antes de colarse en el mundo de Carmen Martín Gaite, «la tía que todos quisiéramos tener», decía Bergia.

Canción rota demostró una vez más la variedad de colores que puede desplegar con su voz Begoña Olavide, descansó el salterio en esta. De una mujer a otra, Violeta Parra. Su Gracias a la vida puso punto final al recital. «Gracias a los que hacen posible la cultura, frente a tanta barbarie», dijo Begoña. Bergia eligió una introducción muy libre antes de llegar a los famosos acordes y enfiló con peculiar melisma la primera estrofa. Se dividieron los versos y le siguió la demoledora y contundente Olavide. Las voces se fueron acoplando en dúo equilibrado, acariciando las palabras de la chilena, hasta llegar a distinguir «dicha de quebranto», las materias de las que todos estamos hechos.

Los aplausos cerraron un recital acústico que tiene su versión instrumental grande en el disco. Allí se unen los vientos de Javier Paxariño, Kepa Junquera (acordeón), Josete Ordóñez (guitarra), Pedro Estevan (percusión) Ramiro Amusategui (laúd), Milena Martínez (violín) Luis Delgado (cuerda) y Bernardo Souvirón.

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