Secciones
Servicios
Destacamos
Javier Aguiar
Lunes, 4 de mayo 2015, 13:58
General jurídico retirado, doctor en derecho y experto en guerras, José Luis Rodríguez-Villasante y Prieto entiende, sobre todo, de cómo paliar sus efectos en la población civil. Lleva años dedicado al derecho internacional humanitario, un terreno que domina en lo teórico pero que, admite, se muestra más escurridizo a la hora de llevarlo a la práctica. De ello hablará mañana en la sesión del Aula de Cultura de El Norte de Castilla.
Va a hablar de los desafíos al derecho internacional humanitario, ¿cuáles son?
Hay un número ingente de desafíos que nacen fundamentalmente, si se pudieran resumir en uno, en el sistema de eficacia del derecho humanitario, es decir, que se incumple en los conflictos armados, se viola, particularmente en aquellos que no son entre los Estados, sino que son internos, si es que se puede hablar de fronteras, que a veces son permeables y en ellos hay grupos armados no estatales que extienden su actividad bélica. El gran desafío es el de proveer de eficacia a esas normas humanitarias que han sido aceptadas, si hablamos de los convenios de Ginebra, por todos los países del mundo.
El mayor número de víctimas siempre son los civiles
Pueden llegar hasta el 90%. Pero los civiles son víctimas y también victimarios. Víctimas porque sufren las consecuencias del conflicto, hablamos de muertos, heridos, desplazados o refugiados, y victimarios en el sentido de que muchas veces estos civiles participan directamente en las hostilidades, fuera de los frentes de batalla y en núcleos urbanos. No llevan uniforme ni un distintivo reconocible e incumplen con gran frecuencia las normas más elementales del derecho internacional humanitario. Es algo que ocurre en países desestructurados, en Estados fallidos, pero también en relación con las guerras de alta tecnología y a esto se une un fenómeno en alza, como es la presencia de empresas privadas. Otro desafío importante son los actos terroristas y la política de asesinatos selectivos.
¿Puede resumir las normas más elementales de ese derecho?
Pues se traducen en tres principios propios del derecho humanitario, a parte del de Humanidad, que está en todos los convenios. Son el de distinción, la obligación de diferenciar entre combatientes y civiles, entre objetivos militares y bienes civiles, dentro de los cuales hay que contemplar los bienes culturales. En segundo lugar, el principio de precaución, no atacar sin verificar que el objetivo es militar. Y por último, el de proporcionalidad, que los daños incidentales no sean excesivos en relación con la ventaja militar.
¿Quizá el derecho humanitario sea el más vulnerado de todos?
Bueno, porque también es el derecho que regula el momento más difícil, esa atrocidad que es la guerra. Es verdad que es violado sistemáticamente, pero no se dice que también en muchas ocasiones el derecho humanitario sirve como mecanismo de acceso a las víctimas. Y hay otra cuestión, que es la exigencia de responsabilidades, es decir, el hecho de que los crímenes de guerra estén previstos en los códigos penales y puedan ser castigados. De modo que hay una luz de esperanza de que se profundice en su eficacia.
También hay estados modernos y grandes potencias mundiales que han pasado por encima de él.
Sí, sin duda, naciones poderosas y naciones que deberían ser un ejemplo en su cumplimiento han tenido también sus sombras, como Guantánamo, Abu Ghraib o el conflicto palestino-israelí. Esto ha existido en todos los conflictos y existe en los actuales.
¿Existe la posibilidad de recurrir a algún organismo supranacional?
En primer lugar, el Comité Internacional de la Cruz Roja vela por que se cumplan los convenios, pero lo que trata es de pedir a las partes en conflicto que los cumplan y ofrecer sus servicios para defender a las víctimas. Son los Estados los primeros obligados a cumplir y a hacer cumplir el derecho humanitario. En segundo lugar, están las Naciones Unidas, pero el Consejo de Seguridad es un órgano político y por tanto los intereses de los Estados a veces priman sobre el comportamiento humanitario. Finalmente están los tribunales internacionales, que significan una esperanza para aumentar la eficacia del derecho humanitario, y acabar con la cultura de la impunidad ante el genocidio y los crímenes de deshumanidad.
Últimamente hemos visto imágenes de una violencia extrema. Es muy difícil viendo el panorama mundial ser optimista...
Desgraciadamente tenemos muchos ejemplos de atrocidades que se cometen en conflictos por ideología, religión o fanatismo. Estas violaciones flagrantes del derecho humanitario deben ponernos en guardia ante la cultura de la impunidad, es decir, la comunidad internacional debería responder sometiendo a juicio a los responsables de estos atroces crímenes.
¿En qué conflictos actuales es más complicado mantener esas normas?
Hay dos focos en el mundo muy evidentes, Oriente Próximo y el África Subsahariana, sin olvidar Irak y Siria.
Esas guerras causan otro fenómeno humano terrible que son las grandes emigraciones.
Este no es un tema de derecho humanitario, pero es verdad que muchas de estas masas de africanos o de personas de Oriente Próximo huyen de la guerra y, por tanto, tendrían la condición de refugiados o asilados. La Cruz Roja está siempre al lado de las víctimas y, por tanto, acogemos y tratamos de ayudar en lo posible.
La Cruz Roja cumple 150 años, ¿qué ha supuesto su actividad en nuestro país en este tiempo?
Sí. Nació en la Batalla de Solferino, en Italia, para ayudar a los enfermos y los heridos de los frentes de batalla. Esta función se hacía por la insuficiencia de la sanidad para atender a las víctimas de la guerra. Pero muy pronto aumentó su función para proteger a los más desfavorecidos de la sociedad y también ha cumplido una función hospitalaria. Pero a la Cruz Roja no le faltan personas a quién atender: los emigrantes, la tercera o cuarta edad, a los menos favorecidos, los desempleados, las mujeres, los reclusos, los afectados por el sida u otras enfermedades... en definitiva, tiene una labor dentro de España muy importante para ayudar a las personas que no tienen otra protección. Y fuera de España también. Ahora tenemos un reto muy importante que es el ébola. De forma que labor no nos falta y tenemos la satisfacción de que buena parte de la sociedad española confía en este organismo neutral que basa su fuerza en sus más de 200.000 voluntarios.
¿Es usted un militar pacifista?
(risas) Diríamos que soy un militar pacífico, un militar amante de la paz, como lo es la Cruz Roja y como lo son las Fuerzas Armadas, que también buscan la paz entre los pueblos.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.