![La asociación The Commoners presenta un fanzine sobre los límites de la inteligencia artificial](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/11/26/1474543385-kZEI-R6mJZJObVqwp4tpkH2IyhON-1200x840@El%20Norte-ElNorte.jpg)
![La asociación The Commoners presenta un fanzine sobre los límites de la inteligencia artificial](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/11/26/1474543385-kZEI-R6mJZJObVqwp4tpkH2IyhON-1200x840@El%20Norte-ElNorte.jpg)
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Desde el año 2017, la asociación The Commoners vela por la idea de la igualdad de género y la justicia social muy especialmente enfocada hacia el ámbito del ciberespacio y las nuevas tecnologías, con un enfoque muy basado en la gobernanza o la soberanía tecnológica. ... Con este espíritu de acción imbuido en su ADN, el impacto de las inteligencias artificiales no podía quedar ajeno a su área de trabajo y, fruto de sus investigaciones, análisis y denuncias, tres de sus integrantes han presentado este domingo el fanzine '¡Hola, IA!', una publicación que viene a poner de manifiesto los sesgos de herramientas como ChatGPT, que critica sus limitaciones creativas y el peligro que suponen tanto para los datos de sus usuarios como para la orientación que le impriman las ideologías de las grandes empresas detrás de su programación.
«Nos hemos preguntado cómo afecta el auge de las IA en el ámbito creativo y cultural, las hemos a prueba para ver si son tan inteligentes o qué riesgos plantean sus perfiles técnicos». Virginia Díez es una de las tres principales responsables de esta investigación. Junto a la diseñadora gráfica Laura Asensio y la ilustradora Francesca Tirinnanzi, esta gestora cultural ha testado herramientas como DALL-E, MidJourney o Stable Diffusion, dándoles instrucciones de creación de imágenes, cómics con una narrativa mínima o conversaciones estándar y demostrando que aún es necesaria una regulación de estos nuevos hitos tecnológicos para velar por los derechos humanos y los digitales.
«El tema artístico es complejo, y hemos querido huir de posiciones tecnofóbicas pero también demostrar que, a día de hoy, una IA tiene difícil competir con una persona creativa». La máquina aún no puede sustituir a la persona en capacidad de generación de un relato coherente, como muestra el fanzine con numerosos 'glitches' (errores), en fondo y forma, que serían fácilmente sorteables por un cerebro (y un corazón) humano: «La inteligencia artificial es buena recopilando datos, textuales o gráficos, pero imaginando o inventando no resulta tan eficiente», explica Díez.
Buena parte de su denuncia también es, claro, política: «La neutralidad no existe, y lo que una IA considera neutral es hegemónico: responde mucho a sesgos estadísticos y, salvo que le des una instrucción clara, no introduce la diversidad de primeras en una respuesta». El lenguaje masculino genérico deja fuera a las mujeres, y las opciones racializadas o minorías solo se tienen en cuenta en funcionalidades como 'Weird' (literalmente, 'raro'), que explora así las fronteras de lo establecido.
El fanzine alude a esta cuestión de género y a la privacidad de los usuarios o a la alfabetización digital. The Commoners también se interesa por quién está detrás de la gobernanza de estas herramientas; «si es algo comunitario como Wikipedia o si depende del CEO de una empresa en particular».
La asociación ha enviado cartas a Europa y ha participado en campañas de la sociedad civil instando a la regulación de estas herramientas. El fanzine conocerá nuevas manifestaciones en el ámbito cultural de Valladolid; a comienzos del mes de marzo será objeto de una exposición en el centro cívico Bailarín Vicente Escudero.
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