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'El tiempo es circular en el silencio' es el título de la exposición diseminada por cuatro salas y los claustros del Museo Patio Herreriano con obra de Victoria Civera (Puerto de Sagunto, Valencia, 1955), una ruta artística que sintetiza su trayectoria, desde su interés por los grandes volúmenes a la atracción por lo mínimo y los pequeños formatos pictóricos de su época en Nueva York hasta desembocar en piezas cuajadas en su interés por la forma y los materiales.
«Mi obra es como un Lego que se va formando vertical y espacialmente; empecé a los ocho años, sabía que quería ser pintora y mis padres me apoyaron en todo», comentó la artista en la presentación de la muestra que acogen cuatro salas de la pinacoteca vallisoletana. De sus inicios marcados por la abstracción y sus obras iniciales creadas desde finales de los años ochenta a la llegada de la artista y su familia a Nueva York y su posterior evolución marcada por el interés hacia las tres dimensiones, se ofrece un amplio repertorio de piezas evocadoras del universo femenino y la querencia por la forma.
En la sala 3 re han reunido grandes piezas, algunas de perfil arquitectónico, otras con reminiscencias de mobiliario y algunas configuradas en estructuras modulares. Con todo, el espacio que más sorprende es el diseñado en la sala 4, prácticamente a oscuras, con iluminación dispersa y ambientación nocturna en torno a lienzos figurativos y abstractos, la mayoría de ellos de forma circular en los que se multiplica la presencia de formas y rostros femeninos. En mitad de la estancia, un sofá circular condos orificios a través de los cuales se puede contemplar en imágenes un eclipse y la fuerza germinal del agua.
A los años neoyorquinos de mediados de los ochenta y la experiencia de la familia de Civera viviendo en Brooklyn se dedica la sala 5, reuniendo aquí pinturas iniciales marcadas por el vitalismo así como pequeñas instalaciones. Se trata de obras adscritas a las series 'Alma de jardín' y 'Serving piece', extendidas sobre una superficie rectangular de rojo intenso, flanqueada en las paredes de la sala por pinturas y 'collages' de pequeño formato.
El cambio de siglo, principalmente en el año 2003, aparece condensado en torno a la sala 8 ofreciendo cabida a las obras de grandes dimensiones, buena parte de ellas aclamadas en su momento tras ser exhibidas en la galería de la artista en Madrid. La imagen de la mujer copa la mayor parte de las pinturas, casi siempre envuelta en ambientes abstractos o saliendo del paisaje del cuadro.Una de las obras, 'Pss, Pss', pertenece a la Asociación Colección Arte Contemporáneo del propio museo. La complejidad en el empleo de materiales y formas se aprecia en algunas de las obras escultóricas presentes en la exposición. «Lo circular es un concepto metafórico que vertebra la trayectoria de una artista de las pioneras más nítidas», resumió Javier Hontoria, director del Museo Patio Herreriano de Arte Contemporáneo, donde esta muestra se puede ver hasta el 17 de septiembre con entrada gratuita, al igual que el resto de exposiciones que ofrece en la actualidad la pinacoteca.
La creadora valenciana animó a la sociedad y a las instituciones «a cuidar los libros, los museos y las librerías, que deberían ser Patrimonio de la Humanidad».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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