![Un momento de la 'performance' junto a la escultura de Chillida.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202211/12/media/cortadas/1457911699-kcD-U180688649877VJD-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Un taller de danza en la capilla del Colegio de San Gregorio y una 'performance' preparada para la ocasión junto a la obra del autor sirvieron ayer para comenzar las actividades que el Museo de Escultura ha programado en noviembre para festejar los 40 años ... de la instalación en Valladolid de 'Lo profundo es el aire', pieza que desde 1982 acompaña a los viandantes en la calle Cadenas de San Gregorio.
La coreógrafa Lola Eiffel fue la responsable de un taller que busca «expresar, a través del cuerpo, algunas de las ideas que Chillida forjó en este metal:del abrazo del vacío a la ingravidez, de la ocupación del sólido a la flotación». El taller se repetirá hoy en un ciclo de actividades que incluirá proyecciones y música para que Valladolid recuerde la llegada a sus calles de una escultura única.
Como «hecho insólito» describen desde el Museo de Escultura lo que ocurrió aquel 7 de noviembre de 1982: «La colocación en pleno corazón histórico de la ciudad de una curiosísima escultura de acero. Lo hacía frente a los silenciosos muros del Colegio de San Gregorio, sede de la colección histórica del Museo Nacional de Escultura, justo al lado de la lenta encina cuya sombra todavía hoy la vigila. Aquel óxido recién llegado era algo más que una obra de arte».
«En realidad, bajo su pesada piel, latía la historia de una amistad, de una admiración: la del poeta de la generación del 27, Jorge Guillén, y uno de los más aplaudidos artistas españoles en el ámbito internacional, Eduardo Chillida —se habían conocido en 1971, durante una estancia en la universidad de Harvard», aseguran desde el Museo.
Chillida releyó toda la obra de Guillén, «para trata de encontrar algún concepto en el que pudiéramos estar en el mismo terreno los dos». Halló ese nexo común en un verso, 'Más allá, lo profundo es el aire', que se convirtió en clave para articular la obra de Chillida. De hecho, varias piezas (con números sucesivos) han sido así bautizadas.
La de Valladolid, de 3,5 metros de longitud y 1,5 de altura, carece de pedestal, para acercar la escultura al paseante, y él mismo eligió el emplazamiento, fascinado por el contraste de su trabajo con el muro del Colegio de San Gregorio.
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La programación diseñada por el Museo de Escultura «invita a bucear en la capacidad inspiradora que el donostiarra ha dejado en la práctica artística de una selección de jóvenes creadores pertenecientes a las esferas de la música, el cine, la danza, la arquitectura o la pedagogía». El taller de danza de este fin de semana es la primera parada de un programa cultural que se prolongará durante todo el mes de noviembre.
El jueves 17, a las 19:00 horas, en el salón de actos del Palacio de Villena (entrada lier) se proyectará el documental 'Chillida. Esku Huts (La mano vacía)'. La película «no es una biografía convencional», explican los programadores del ciclo. «Se trata de una evocación poética y trepidante de un artista incomparable cuya personalidad sigue viva a través de sus obras y de aquellos que vivieron muy cerca de él, de sus ocho hijos y de sus más estrechos colaboradore».
A los 19 años Eduardo Chillida (1924-2002) era un atleta llamado a ser leyenda del fútbol. Pero una lesión brutal durante un partido (contra el Pucela, en el viejo estadio José Zorrilla) le apartó para siempre del deporte profesional. «Nadie excepto Pilar Belzunce, su compañera de vida, sospechaba en aquel momento que el joven portero de Hernani se disponía a reescribir su destino y a morir unas décadas más tarde como uno de los mayores escultores del siglo XX», apuntan desde el museo.
El lunes 21 (20:00 horas) tendrá lugar un concierto de Amarilis dueñas en la capilla del Colegio de San Gregorio. Chillida fue un auténtico apasionado de la música del compositor J. S. Bach. De camino a una de sus clases de arquitectura en Madrid, escuchó los sonidos de la Suite número 4 para violonchelo solo. «Era una música que yo no había escuchado nunca y me senté allí, en la escalera; entonces ya me quedé con Bach toda la vida». Tal fue su pasión que llegó a dedicarle un libro de artista, varios homenajes en metal o granito, y hasta una casa (un 'modesto' acero, hoy en el Museo Reina Sofía, seguramente modelo a escala incierta de otra realidad).
El arquitecto Luis M. Fernández dirigirá el 26 de noviembre una sesión titulada 'Reconstruyendo a Chillida'. Se trata de un taller para familias. «El centenar de piezas de polietileno que forman el puzle escala 1:1 de 'Lo profundo es el aire' plantean re-convertir la escultura de Chillida en una suerte de laboratorio de formas. Se hará con el sistema Lupo, una herramienta didáctica basada en la arquitectura y que extiende su didáctica hacia las matemáticas, el dibujo, la física, el arte, la historia, la música o el diseño», explican los programadores.
El ciclo se cerrará con una visita dialogada que permitirá acercarse, como nunca antes, a esta insólita escultura. «Podrás sentir su tacto, oír su eco, paladear su sonido. Y todo en un entorno de participación que buscar fomentar el diálogo y la escucha». La cita será el jueves 30 de noviembre a las 12:00 horas. La inscripción gratuita puede hacerse en reservas.museoescultura@cultura.gob.es en el teléfono 983 250 375.
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