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Creó la biblioteca privada más grande y nutrida de la España del XVII, gracias a la red de agentes que tenía por toda Europa comprando libros para él. Diego Sarmiento de Acuña protagonizó ayer el simposio anglo-hispano 'Los vestigios del Conde de Gondomar. ... Sobre diplomáticos, bibliotecas e intercambios culturales', organizado por la Universidad de Valladolid. La cita fue en la Casa de Cervantes, ya que su palacio, la Casa del Sol, permanece cerrado.
En ese inmueble terminaba la ruta de los ingleses que hace dos años trazaron en el congreso 'Cervantes+Shakespare 1616-2016' sus organizadores, Berta Cano y Mark Hutchings, también responsables de esta segunda cita. Y el que el Conde Gondomar (1567-1626), luego embajador español en Londres por dos periodos (1613-1622), fue el organizador de los festejos del bautismo de Felipe IV (1605) al que invitaron a la legación inglesa.
Ocupó varios cargos y misiones militares, pero la que le llevó a ser considerado el 'maquiavelo español' fue su condición de embajador. Y precisamente será su erudición la que seducirá al rey inglés. Jacobo I se convierte en su amigo, a pesar de las diferencias religiosas y el rugido de la política internacional, al borde la Guerra de los Treinta Años. Glyn Redworth, autor de 'El príncipe y la infanta: una boda real frustrada' –el príncipe Carlos de Gales y la Infanta española María de Austria, en cuya gestación intervino Gondomar– habló ayer sobre las mujeres de Gondomar en la embajada. «Su segunda esposa, Constanza de Acuña, le visitó en sus dos estancias en Londres. No se le llamaba embajadora pero de manera informal organizaba cenas, atraía a los ingleses católicos a la capilla de la Embajada, donde se celebraba misa. Luego se convirtió en una actividad peligrosa, pues enviaban a agentes ingleses para delatar a los católicos», explicó el modernista de la Universidad de Oxford frecuentador del Archivo de Simancas.
Uno de los ponentes más esperados fue Ángel-Luis Pujante, traductor de las obras completas de Shakespeare. El profesor de la Universidad de Murcia que se confiesa «cocinero antes que fraile», comenzó traduciendo la obra 'La partida de ajedrez', de Middelton, alegoría política en la que las piezas blancas son los ingleses y la negras, los españoles, atribuyendo a cada figura un cortesano. «No salimos bien parados en esta sátira antiespañola, tampoco Gondomar. Es una obra fruto de su guerra fría». La ponencia de Pujante versó sobre la controversia de si en la biblioteca de Gondomar existía un primer in folio de Shakespeare. «Era algo posible pero no he encontrado pruebas de ello».
La que ha recorrido el legado de Diego Sarmiento es Luisa López-Vidriero, de la Real Biblioteca, que guarda la colección desde que la compró Carlos IV en 1806. «Es una biblioteca de la Europa Moderna muy cumplida de 7.500 volúmenes, 5.500 títulos, más la correspondencia. Quevedo hace referencia a ella, así como Antonio Ponz. Gondomar tenía una instalación típica de galerías de madera, con bustos clásicos. Lo que no encarga es una encuadernación específica ni tampoco tiene ex libris. El primer catálogo data de 1623. Nosotros trabajamos en un sistema para navegar dentro de la identificación de los libros y los volúmenes. Hemos ligados dos base de datos para facilitar el acceso al contenido».
Tracey Sowerby, Ana Saéz, Ernesto Oyarbide, Leticia Álvarez, Óscar Ruiz, Fernando Bartolomé y Enrique Fernández de Córdoba completaron la lista de ponentes.
De la Casa del Sol al cameo en una novela ejemplar
Su latín conquistó al rey inglés cuando el conde de Gondomar fue nombrado embajador en Londres en 1613. Pero antes de ese cargo y siguiendo su tradición familiar fue corregidor en el Valladolid. En la capital nacional (1601-1606) construye su palacio (calle Cadenas de San Gregorio), el que albergará su biblioteca, la conocida hoy Casa del Sol, junto a lo que fue la iglesia de San Benito el Viejo, que hoy acoge la colección de reproducciones clásicas del Prado, dependiente del Museo Nacional de Escultura. Diego Sarmiento de Acuña coincidió en Valladolid con la estancia de Cervantes, quien esperaba la licencia para la publicación de 'El Quijote' además de algún favor de la Corte. El escritor cuela fugazmente al conde en su novela ejemplar 'El coloquio de los perros'.
La profesora de la Universidad de Valladolid Berta Cano lamenta que el palacio que cogió aquella magnífica colección bibliográfica permanezca cerrado. Precisamente allí terminó ayer el simposio académico, junto a la fachada de la Casa del Sol.
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