Soledad Sevilla instala su telar de luz en la Capilla del Herreriano

'El pensamiento al madurar es igual que el sol cuando amanece' reza el verso del poeta chino Lu Ji que ha elegido Soledad Sevilla para subtitular la exposición que acoge el Patio Herreriano hasta el 2 de mayo. La artista valenciana propone 'De la luz del sol y de la luna', una instalación para la Capilla de los Condes de Fuensaldaña, en la que cinco kilómetros de hilo en tres planos se convierten en geométrica tela de araña transida por la cambiante luz. Esa pieza tridimensional es la culminación del camino pictórico que acoge la Sala 9, 'Los días con Pessoa'.

Javier Hontoria, director del Museo Patio Herreriano, enmarcó esta muestra en la serie de las que destacan a grandes figuras del arte español con obra en la Colección que alberga el centro. Hasta cinco obras de Sevilla hay en el Patio,«un díptico de 1978, tres de 1979 y otra más ornamental de 2007. Representan distintas etapas de esta artista con casi 55 años de carrera que no ha dejado de ser relevante nunca», apuntó Hontoria. Quien recibió el Premio Velázquez en noviembre, sucede en estos espacios a Susana Solano y Eva Lootz, y como en los otros casos, hay arte efímero, la instalación, y arte que permanece, su pintura.

Soledad Sevilla (Valencia, 1944) está especialmente orgullosa de esta instalación. «Ya había trabajado con hilos, pero por sus dimensiones, por el espacio y la sutileza, me parece que esta es la mejor», dijo agradeciendo al equipo que «me ha ayudado a poner en pie mi idea». Para Ana Redondo, concejala de Cultura, «es una exposición para la esperanza, el trabajo de Soledad nos permite sentir la luz» y recordó el cambio de horario continuado del museo adecuado al toque de queda vigente, a las 20:00 h.

El desasosiego de partida

Del plano, a la línea y al color. Las pinturas de 'Los días con Pessoa' tienen su origen en el recorrido que hizo Sevilla por Lisboa siguiendo los pasos de Bernardo Soares por La Baixa. «Era el alter ego de Pessoa en el 'Libro del desasosiego', importante para mí. Cuando murió el escritor luso se descubrió en su habitación un baúl con más de 30.000 documentos, lo que había escrito Soares que fue guardando sin publicar. Aquello me impactó mucho y trabajé en una instalación de cajas con el baúl como centro. Pero siempre necesito la pintura y por eso comencé a trabajar sobre los azulejos portugueses, que en realidad son españoles. Pero allí les usan en fachadas y tienen hasta un museo».

En la pared corta de la Sala 9 están las «matrices», la reproducción pictórica de los azulejos recreados por Sevilla. «De esos 30 elegí 9, en al exposición hay 8, y los desarrollo, transformo sus líneas y colores, hasta llegar al blanco, en 18 pasos».

Este políptico, formado por pequeños cuadros alineados en series, desarrolla líneas geométricas, a veces recuerdo de Escher, que avanzan hacia la claridad y cuyos perfiles adquieren distinta relevancia según la posición del espectador.

Soledad Sevilla perteneció al grupo de artistas invitados a participar en un seminario de generación automática de formas plásticas dentro del Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid en colaboración con IBM entre 1969 y 1971. Allí se inicia en la construcción geométrica. Junto a Santiago Iturralde, Eusebio Sempere o Manuel Barbadillo,«presentes también en la colección y la exposición actual '2120. La colección después del acontecimiento'», recuerda Hontoria, intuyen un arte normativo, una objetividad artística frente a la subjetividad.

Su lenguaje viró en los ochenta hacia la instalación, y desde entonces ha trabajado la tridimensionalidad a través de conceptos escultóricos y la arquitectónicos. El verso del subtítulo apunta al espíritu actual de Sevilla, «de cierre de ciclo, de fin de creación».