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La presencia femenina es la protagonista total en los 85 grabados de Francisco de Goya (Fuendetodos, Zaragoza, 1746-Burdeos, 1828), que pueblan las dos plantas de la Sala de La Pasión con motivo de la muestra vertebrada en torno a cómo abordó el genio ... aragonés el tratamiento de la mujer en sus estampas.
'Las mujeres de Goya. Grabados de una época' plantea una mirada actual a su interpretación del mundo femenino, «en el que volcó una visión más moderna que muchos artistas de su tiempo, a pesar de las limitaciones sociales y culturales de la época», acota Wifredo Rincón, coordinador de la exposición, que reúne obras de sus cuatro grandes series de grabados: 'Los Caprichos' (1799), 'Los desastres de la guerra' (1810-1820), 'La tauromaquia' (1814-1816) y 'Los disparates o proverbios' (1815-1824).
Dejando de lado la idea de la mujer como musa inspiradora, el artista buscó destacar en estos dibujos facetas como la valentía en la figura de Agustina de Aragón, la crítica a los matrimonios de conveniencia y la prostitución clandestina, el rapto, la violencia o la superstición, siempre articulados a partir de la crítica social.
Cada grabado aparece expuesto con el título original del artista junto a textos explicativos procedentes del Museo del Prado y de la Biblioteca Nacional. En uno de ellos, titulado 'Ni así la distingue', vuelca toda su ironía sobre un hombre que pretende a una joven, escena que se acompaña de un escrito que reza: «Para conocer lo que ella es, no basta el cortejo, necesita juicio y práctica del mundo, y eso es precisamente lo que le falta al pobre caballero».
La planta baja de La Pasión aparece poblada por obras de 'Los caprichos' y 'Los disparates o proverbios'. Y si en la primera de las series se recrea el artista en los vicios y defectos humanos mostrándose crítico con una España dominada por el clero, el ejército y la nobleza, en la segunda, tomada por 'Los caprichos', se ridiculizan aspectos de la sociedad de la época como los matrimonios de conveniencia, las infidelidades, la misoginia, los amores forzados con eclesiásticos o la inestabilidad de la fortuna.
En la planta superior el protagonismo lo acaparan tres grabados reproducidos a gran escala dentro de la serie 'Los desastres de la guerra', con un repertorio de escenas de hambrunas, violaciones, muertes y destrucción, reflejo también del periodo absolutista tras el regreso de Fernando VII a España. En uno de ellos las figuras se arremolinan en torno al cadáver de una mujer en una escena titulada 'Murió la verdad'. «El miedo a las represalias de la Inquisición hizo que Goya retirara del mercado las planchas originales 14 días después y las entregara al monarca», relató el coordinador de la muestra.
De la serie 'La tauromaquia' se ha colgado un único grabado –'Valor varonil de la célebre Pajuelera en la de Zaragoza'– en el que se inmortaliza a Nicolasa Escamilla 'La pajuelera' (vendedora de pajuelas de azufre para hacer fuego) como mujer torera lidiando un novillo montada a caballo en la plaza de toros maña.
«En todo momento Goya huyó de los retratos con visiones estereotipadas de la mujer, proponiendo una visión respetuosa y dignificadora que resulta muy actual», sostiene Wifredo Rincón.
Las escenas que dibuja Goya aparecen recortadas en decorados donde luces y sombras se contraponen o se diluyen en composiciones de tinte tenebrista. La carga dramática se condensa en la gestualidad de los rostros y la expresividad de los cuerpos, en un marco en el que el ser humano siempre aparece como protagonista, y donde la imagen de la mujer en particular se proyecta como víctima en buena parte de las temáticas.
«Esta es una exposición creada para Valladolid», señaló Juan González-Posada, responsable de exposiciones de la Fundación Municipal de Cultura, tras destacar «la visión feminista» de Goya.
Con dos siglos de adelanto Francisco de Goya abordó la complejidad del mundo femenino en su época desde ángulos críticos, «en un período clave de la historia donde Diderot empieza a hablar del término femenino, algo que supondrá el germen para la explosión y el avance del pensamiento feminista durante los siglos posteriores», se apunta en una de las reflexiones que acompañan a esta muestra, visitable hasta el 1 de septiembre.
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