Dentro del gran libro de Historia en que se ha convertido el yacimiento arqueológico de Atapuerca (Burgos), la cueva de Portalón juega un papel aparentemente menor. Esta es la décima campaña (en todo el complejo Atapuerca se cumplen 45) que una veintena de ... arqueólogos trabajan en esta cueva natural, interconectada y que forma parte del conjunto de Cueva Mayor, junto a la Sima de los Huesos y la Galería de las Estatuas. Sus restos corresponden a etapas cercanas de finales del Neolítico (entre 7.000 y 8.000 años antes de Cristo). Muy lejos del vértigo de la Historia que supone, por ejemplo, la reciente aparición de 'Pink', restos óseos de la cara de un humano de hace 1,4 millones de años en la Sima de los Elefantes.
Publicidad
'Pink' pudo ser el primer europeo y vivió a 'salto de mata', de cueva en cueva y persiguiendo piezas de caza o recolectando frutos salvajes. Pero el 'universo' Atapuerca fue tan rico y tan largo, que sus descendientes en esta sierra excavada por las aguas del río Pico y el cauce del Arlanzón inventaron los primeros conceptos de confort hogareño.
«Nos estamos encontrando una zona de habitación que no se ha encontrado todavía en ningún lugar de Europa», explica en el interior de Portalón Amalia Pérez, del Laboratorio de Evolución Humana de la Universidad de Burgos y coordinadora de la excavación allí. Amalia hace un alto y señala un pequeño cuadrado al fondo de la cueva. Un mínimo espacio de color terroso que, si le ponemos imaginación, se parece a un gres cerámico de nuestro tiempo. «Acondicionaban espacios para vivir mejor -continúa Amalia Pérez-. Son suelos preparados para estabilizar un poco el terreno. Están realizados en arcilla y, de alguna forma, cocidos porque han puesto debajo unas ramas a las que han prendido fuego. Y sobre eso han depositado la arcilla para estabilizar estos espacios».
Jóvenes arqueólogos trabajan con arneses para vencer el vértigo y no correr riesgos. Sus escobillas y cinceles ponen más cuidado que el mejor alicatador de suelos que uno se imagine. A cada pieza que sale se le añade su cota, el nivel, se guarda el sedimento, se fotografía, se hacen imágenes en 3D y se escanea.
Publicidad
-¿Hablamos de un primer concepto de 'hogar confortable'?
-Sí, podríamos definirlo así, como una sensación de hogar. De me quedo aquí y, tal y como está el espacio, voy a acondicionarlo para hacer mejor mi estancia.
A falta del trabajo posterior en el laboratorio, Pérez calcula que estos restos tienen unos 7.200 años antes de la era cristiana. «No hay nada parecido en toda Europa, ni en los grandes yacimientos de Oriente Medio. Son los primeros agricultores-ganaderos que se dan en la península -explica Amalia Pérez-. Estamos al inicio del Neolítico y siguen cazando y recolectando lo que tienen en la sierra. Ya estabulan el ganado y plantan».
Publicidad
El equipo de arqueólogos muestra su entusiasmo por la generosa cosecha que está dando este espacio. Un lugar tan abrigado que se usó para todo: desde acotados tipo cuadra para estabular el ganado, a residencia humana e incluso «un túmulo funerario donde se ha enterrado gente», aporta Pérez.
Portalón es un espacio riquísimo en restos cerámicos y útiles de todo tipo. Incluidas unas láminas preparadas para cortar, para segar en los tiempos del Calcolítico (Edad del Cobre) o de la Edad de Bronce. «Son láminas con lustre de cereal, que las han utilizado para segar lo que ya siembran y recolectan».
Publicidad
Lo que pueda salir de este gran cono de considerable volumen y que hay que vaciar con escobillas y cepillos «será impresionante si en el futuro nos permiten seguir hacia el fondo que es donde está la Galería del Silex». Hay que pensar que en esta zona se han datado restos de hasta 30.000 años atrás.
-¿Esperan encontrar restos de los primeros 'sapiens'?
-No los hemos encontrado ni tenemos conciencia de que los haya. No quiere decir que, una vez que bajemos, y a lo mejor justo en la zona del pozo no están. Pero aparecen en otro espacio de la cueva... Hay mucho trabajo por delante.
Publicidad
Portalón está en la parte alta, con los sedimentos más jóvenes. Unos cientos de metros más abajo, Ana Isabel Ortega, coordina a 25 personas en Cueva Fantasma. Son restos de una antigua cantera. El vértigo de este libro abierto no cesa. En los cortes transversales de la tierra decantada se observan restos óseos: un gran hueso aquí, una dentadura de caballo allá... «Docenas de bolsitas clavadas en la pared o el suelo indican cada hito. «Están saliendo muchos restos de caballo, ciervo, rinocerontes.. «Es todo tan excepcional que hemos convertido en norma hallazgos fantásticos».
Juan Luis Arsuaga, uno de los tres codirectores del Sistema Atapuerca, se apoya en una barandilla y señala unos peldaños excavados en el exterior de la Galería de las Estatuas. «Este corte es muy pedagógico para entender lo que hay. Empezamos el año de la pandemia. Son cuatro campañas. Hemos excavado los neanderthales y empezaremos algún día con los preneanderthales». ¿Cuando? «En décadas, muchas», admite este veterano que vive junto a sus otros dos colegas (Eudald Carbonell y José María Bermúdez) sus últimos años en la sierra. Delante de él, en apenas cuatro escalones y 30 metros de cuevas que se derrumbaron, están escritos 200.000 años de la historia en espera de que nuevas generaciones de 'arsuagas' los sigan leyendo.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.