María Bolaños, directora del Museo de Escultura. Rodrigo Jiménez

Dos piezas del almacén ganan la titularidad en la reapertura del Museo Nacional de Escultura

Son dos de las más queridas y votadas por el público de la celebrada exposición dedicada a las piezas 'invisibles'

Jueves, 25 de febrero 2021, 07:59

Tras un mes de clausura, a causa de las recomendaciones de la Junta para los espacios culturales, el Museo de Escultura ha reabierto sus puertas; y con novedades. La más destacada, la incorporación a la colección permanente de dos de las piezas más queridas por ... el público de la exposición 'Almacén. El lugar de los invisibles'. Dos obras 'salvadas' del anonimato por los votos de los visitantes y que ascienden a la 'primera división'.

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Las nuevas incorporaciones son verdaderamente magníficas. Una de ellas es un San Juan gravemente mutilado que llegó a la colección del museo al final de la Guerra Civil, gracias al Servicio de Recuperación Artístico, y que testimonia el tipo de agresiones antirreligiosas que se desencadenaron en ese convulso periodo de la historia de España. El San Juan ha perdido una de sus manos y muestra huellas evidentes de hachazos tanto en su cuello como en rostro y ojos.

«Es una obra que fue víctima de los ataques iconoclastas durante la guerra y contiene la memoria de la violencia ejercida contra el arte», explica la directora del Museo de Escultura, María Bolaños. «Es habitual que esos ataques se centren en los ojos porque la mirada de los santos está llena de simbolismo y significación».

La incorporación de la obra, que forma parte de las salas dedicadas a la memoria y la historia del museo, «nos parece que contribuye a contar las vicisitudes que padece una obra de arte a lo largo de su vida», uno de los ejes que articulaban la exposición 'Almacén', donde la obra pudo ser vista por primera vez.

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La otra obra rescatada es una Virgen de la Soledad extraordinariamente expresiva. Una escultura de vestir que aparece desnuda de ornamentos, con su rostro pleno de expresividad y el armazón de madera que deberían tapar unas ropas de las que carece. Ha sido instalada en las salas dedicadas al 'Arte y la vida privada' y su contemplación genera emociones inagotables. En su desnudez hay algo que evoca el mundo de los títeres y de las figuras articuladas. Algo turbador y penetrante.

Novedad es también la incorporación a la colección permanente de un grupo escultórico taurino del siglo XVIII que reproduce el momento en el que el matador Pepe Hillo es auxiliado tras recibir una cornada. La obra corresponde al escultor Juan Cháez, una persona vinculada al círculo de Francisco de Goya, y que se expone ahora tras haberse restaurado las indumentarias.

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Con la reapertura, además, se ha recuperado un bajorrelieve de Berruguete que estuvo expuesto en las exposiciones dedicadas a este artista en Estados Unidos, en Washington y Dallas. Otra de las piezas cedidas, su Ecce Homo, ha sido asimismo recolocado en la sala para otorgarle una posición más central y relevante.

Asimismo, se han cambiado las puertas que dan acceso a la Sala de Pasos y al Jardín del Museo, sustituyéndolas por otras acristaladas que aportan más transparencia al museo.

«Cerramos siguiendo la recomendación de la Junta, pero ahora hemos decidido reabrir al ver que la situación ha mejorado y que otros museos han estado abiertos este tiempo», explica la directora. «Abrir el museo es también una forma de contribuir al bienestar social; ofrecer una alternativa a la calle y la terraza».

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