El Patio Herreriano recrea el rebrote de la vanguardia en España tras la Guerra Civil

Doscientas de esas piezas firmadas por Joan Miró, Pablo Picasso, Salvador Dalí, Maruja Mallo, Ramón Gaya o Francisco Bores, entre otros artistas, han recalado en el Patio Herreriano junto a trescientos documentos (libros, revistas, cartas, postales y divesas publicaciones) que ejemplifican la efervescencia cultural de la época. En las salas seis y siete del museo este catálogo artístico «dialoga» con sesenta obras de la Asociación Colección Arte Contemporáneo que custodia la pinacoteca vallisoletana. Rosa Gutiérrez, comisaria de 'Anudar el tiempo' junto a Jaume Vidal Oliveras, explicó cómo la exposición «ilustra, de algún modo, el juego entre documentos y obras de arte en torno a un discurso que reconstruye un período de la historia del arte en España, el de las vanguardias antes y después de la Guerra Civil, que supuso una ruptura trágica, muchos artistas tuvieron que emigrar y algunos de los que permanecieron en España vivieron un exilio interior; en la posguerra se intentó retomar la estela de la modernidad».

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En ese empeño por restañar aquella fractura en lo artístico, recuerda, tuvo un papel relevante junto a otros intelectuales Santos Torroella, reanudando la actividad vanguardista con la editorial y la asociación Cobalto en Barcelona o la Escuela de Altamira en Santander. Revistas, diarios, estampas y publicaciones culturales del siglo pasado expuestos en el museo testimonian la ebullición en torno a las vanguardias. «La repercusión de estas iniciativas impulsaría el patrocinio por parte del Estado de la creación más inquieta a través de las Bienales Hispanoamericanas de Arte (1951, 1954 y 1955) que terminarán de encumbrar las modernas corrientes abstractas», refiere la comisaria.

Cartas mecanografiadas y manuscritas de Dalí a Lorca ilustradas con dibujos, misivas del poeta granadino dirigidas a Pepín Bello, dibujos en tinta aguada de Remedios Varo, esculturas de Pablo Gargallo o grabados de la serie 'El pintor y su modelo', de Pablo Picaso, hilan el discurso expositivo de una muestra en la que conviven piezas creadas entre 1920 y 1964.

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También coinciden en las paredes del Herrriano obras posmodernistas de Ramón Pichot con otras de línea más clasica elaboradas por Manolo Hugué o Ángel Ferrant. La sala seis se muesra presidida por el óleo sobre lienzo 'Niña muerta' (1930), de Ángeles Santos, acompañada por otras pintadas un año antes, como 'Niña durmiendo'. Son piezas de la artista que pintó una de sus obras cumbre, 'Un mundo', en los años que vivió en Valladolid.

Antoni Tàpies, Joan Ponç, Manuel Millares, Emili Grau, Juan Antonio Aguirre y Benjamín Palencia son otros artistas con presencia en el Patio Herreriano, cuyo director, Javier Hontoria, resaltó que el fondo de los Torroella «resulta esencial para entender las vanguardias; vimos que podían entablar un diálogo enriquecedor con el de la Colección de nuestro museo». La muestra se puede contemplar hasta el 27 de abril el próximo año con entrada gratuita, al igual que el resto de las propuestas expositivas del centro.