El Patio Herreriano celebra el mecenazgo español con 'Un origen'

35 artistas, medio centenar de obras –pintura y escultura–, y cuatro salas cuentan el ambiente de los artistas españoles en los ochenta, su viaje de la abstracción colorista al minimalismo, divididos entre «la emoción y la regla» que dice Quico Rivas, y su relación con el mercado internacional al que acaban de acceder. Por su parte, los empresarios demuestran sus «ganas de hacer país» desde un mecenazgo que aupó a Barceló, Sicilia, Campano o Loozt, entre otros.

La vanguardia íntima y discreta de Ángel Ferrant, es narrada en una exposición monográfica que cubre medio siglo y un piso más arriba, la euforia de la primera década democrática. Las salas del Herreriano devienen en enciclopedia de la reciente historia del arte español.

La Sala 3 recibe al visitante con un cuadro de 1967, 'La televisión', de Juan AntonioAguirre, boya estética de la nueva era audiovisual. Entrega junto a Gordillo el relevo a los artistas de la 'Figuración madrileña': Carlos Franco, Carlos Alcolea, Herminio Molero o Chema Cobo, todos ellos representados.

Javier Hontoria quiere enterrar dos tópicos: que aquel fuera tiempo solo de pintura y que todo se produjera en Madrid. Por eso la Sala 5 se dedica a esculturas y en esta primera, la 3, haya miradas a Andalucía o Barcelona en obras de Claramunt, Guerrero o Navarro Baldeweg. Abstracción hecha de color, emoción, movimiento, desorden, tienen en la Sala 4 su contrapunto.

En ella reina el minimalismo, el trabajo de la línea, el análisis, el método, en definitiva, la regla que emanó del Centro de Cálculo de la Complutense. Obras de Soledad Sevilla, Jordi Teixidor, Carmen Calvo o Juan Suárez son exponentes de esta tendencia.

Ángeles Marco, Eva Lootz, Ángel Bados y Pepe Espaliú saltan a la tridimensionalidad en la Sala 5. Del cordobés Pepe Espaliú hay dibujos y esculturas, «una figura que se está reivindicando ahora», apunta Hontoria.

Vuelve a la sala 'Pasadizo', de Marco, una pieza de su serie 'El tránsito', que invita a ser atravesada. De la rotundidad del acero y el caucho a la ligereza de la pieza 'Kleist', de Lootz, en la que cuelgan de un tubo de cobre seis 'hojas' de plomo que sostienen las letras del escritor o del científico alemán.

Finalmente la Sala 8 refleja tanto la internacionalización de los creadores españoles como de la huella que los movimientos foráneos dejaron en ellos. El Artist's Space de Nueva York expuso la obra de cinco Barceló, García Sevilla, Campano, Menchu Lamas y Sicilia. Sus grandes óleos lucen en la sala de mayor altura del museo. Les consideraron continuadores en la tradición pictórica occidental, en la que también están Kippenberger y Dokoupil, a quienes cita la exposición. La materia, el color, recuperan el lienzo, a veces con ambición de relieve. Schlosser, Miura y Lootz cierran el recorrido.

Manuel Palacio, en representación de la Colección, mostró su deseo de que la colaboración público-privada con el Ayuntamiento de Valladolid siga muchos años. «Vengo de fuera pero quiero estar dentro», dijo quien tuvo palabras para José Lladó, presidente de la Colección convaleciente. Destacó la posición del Patio Herreriano en la red del arte contemporáneo nacional y la cercanía de Valladolid a Madrid. «Espero que el compromiso se mantenga por ambas partes, es bueno para el arte, para Valladolid y para nosotros». Palacio deseó que la renovación del comodato sea por un periodo más largo. Ana Redondo apuntó que hay cosas que trascienden la incertidumbre electoral aunque no quieren atar al siguiente gobierno municipal con plazos prolongados.