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Un paseo por el arte español del último siglo en el Museo Patio HerrerianoEntre Julio Gargallo y Jaume Plensa, entre Ángeles Santos y Cristina Iglesias, median varios mundos. Sin embargo conviven en la exposición 'Vanguardia y destino' del ... Patio Herreriano. El Museo revisa la historia del arte español del siglo XX desde la Colección que alberga. La diversidad de estéticas se articula en torno a dos ejes, el retrato y el cuerpo humano por un lado, el paisaje y el espacio por otro. ¿Cómo aquellas propuestas 'vanguardistas' determinan la mirada contemporánea del arte? Es la pregunta a la que intenta responder esta relectura de los fondos permanentes que continúan la senda de exposiciones anteriores como 'Un origen', 'Turno de réplica' y '2120. La Colección después del acontecimiento'.
Ángel Ferrant es un nombre protagonista de la Colección hasta el punto de tener espacio propio, no en vano en el Herreriano está depositado todo su legado, tanto artístico como pedagógico y personal. De la muestra monográfica 'Universo Ferrant', a conversar con coetáneos y colegas posteriores en la sala 6 centrada en la figura humana. De Ferrant hay bajorrelieves y cabezas exentas en el museo vallisoletano. Ahora se muestra una de ellas, un retrato en piedra de exóticos rasgos y ojos ciegos que remite a la imaginería oriental. El Gargallo parisino homenajea a Chagall en uno de sus característicos hierros de dinámicos volantes y Oteiza recrea a un gudari con geométrica sobriedad.
El rostro es a la vez máscara, ese juego lo plantean desde la pintura Maruja Mallo y Carlos Sáenz de Tejada. Hay una pequeña máscara de Plensa pero es su obra 'Broodtahers' la que descubre una faceta diferente del escultor de las cabezas gigantes. Evoca al creador conceptual Marcel Broodtahers, que recaló en las artes plásticas por descarte. ¿Quién decide qué es arte? Quien lo presenta ante los ojos de los demás, quien busca un público, una reacción, una respuesta, viene a decir el poeta belga.
En medio de la sala hay una gran fotografía encapsulada, 'Jones', de Darío Villalba. El artista donostiarra aspira a la tridimensionalidad y desde esa posición central nos enfrenta a la mirada hipnótica del criminal reincidente condenado a cadena perpetua. No hay arrepentimiento sino desafío.
Ángeles Santos retrata la infancia de Conchita con trazo naif, lejos del surrealismo de sus grandes lienzos. Benjamín Palencia, Dalí, Granell, congelan momentos íntimos mientras un Chillida aún orgánico cincela un torso de sugerente primitivismo.
'Objeto, espacio, lugar' es el título de la sala 7. Retratos y paisajes son géneros estandarizados dentro del aprendizaje plástico. Tras la figura humana, el marco en el que se mueve y moldea, en el que imagina y vive. Las propuestas arquitectónicas de Cristina Iglesias y Pello Irazu contrastan con la levedad de móviles y dibujos. Prólogo antes del bodegón, en una propuesta figurativa de Mariano Cossío y otra cubista de José Moreno Villa. Un onírico Joan Massanet es vecino de la contundente forma de Manuel Hugué. Benjamín Palencia lleva Vallecas al caballete mientras Díaz Caneja y Daniel Vázquez Díaz reparan en aspectos más folclóricos y costumbristas.
'Sur Noir', de Pablo Palazuelo, que anuncia la exposición en la cartelería pública, da cuenta de un enfoque lineal y abstracto del espacio. Palazuelo (1915-2007) es uno de los artistas españoles del XX más internacionales. Bodegón de colores, de formas, de ventanas a un mundo ordenado y racional. Ni objeto ni paisaje explícito. Todos son parte de esta 'Vanguardia y destino' que podrá verse hasta el 30 de junio de 2024 en el Patio Herreriano.
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