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Son tres amigos, un vallisoletano, una finlandesa y un catalán, que se han propuesto mostrar la labor social de la arquitectura. Óscar Miguel Ares, Anna Bach y Eugeni Bach propusieron al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, abordar su disciplina contraponiendo la ' ... España vacía, España Llena. Estrategias de conciliación' y su proyecto se impuso al medio centenar de propuestas para la XV Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo, que se celebrará el próximo verano en dos sedes, el Patio Herreriano de Valladolid y el Pabellón Mies van der Rohe, de Barcelona. Por primera vez en su historia tendrá lugar en «espacios públicos y abiertos», no en vano fue diseñada durante el confinamiento.
Óscar Miguel, profesor de la Escuela de Valladolid, está especialmente ilusionado por «sacar la arquitectura del foco de las grandes ciudades, que a veces solo se miran a ellas mismas sin conocer lo que se hace en sus bordes y al revés».
«Queremos mostrar la labor social de la arquitectura, sacarla a la calle. Y para ellos tomamos algunas cuestiones como la vejez y qué respuesta arquitectónica se da en la España vacía y en la llena, cómo responde el urbanismo en cada caso», explica Ares.
«O por ejemplo, las escuelas, cómo se resuelven en lugares donde sobra el espacio o donde la densidad de población es muy alta y aquello es lo que falta. En el caso de las viviendas, la carestía y la poca accesibilidad marca a los lugares sobrepoblados en donde se acuñan términos eufemísticos como el 'coliving'. Y sin embargo, en las zonas despobladas se produce un proceso de devaluación. Eso implica que en esta última se hagan intervenciones y restauraciones mientras en las grandes ciudades hay más construcción nueva».
En definitiva «queremos radiografiar ambos territorios y demostrar que gente tan dispersa en el espacio puede hablar sobre ello. La Bienal quiere trascender el ámbito expositivo, es pertinente y necesario en un momento de polarización social buscar puntos de encuentro y la arquitectura es una buena excusa».
Las exposiciones responden a tres categorías profesionales: Panorama de obras, Investigación y Proyectos de fin de carrera y una cuarta no profesional, abierto a todos los públicos, que es la fotografía. Las obras premiadas en Panorama serán expuestas en Barcelona además de otra muestra relacionada con la pandemia. mientras en Valladolid se pondrá en marcha un diálogo entre soluciones de la España vacía y de la llena, además de los proyectos de los egresados y de la fotografía. «La idea es que luego esas exposiciones sean itinerantes, irán a Madrid, a Santander y, posteriormente, a algunas capitales. Estamos a las espera de que concrete el Ministerio, se barajan Nueva York, Londres y París».
«En Barcelona habrá unas charlas desde la literatura, la sociología, la psicología y otras ciencias, en las que dos representantes de cada España hablarán moderados por un arquitecto. También en Valladolid se trabaja en una programación desde la Escuela Técnica».
La arquitectura como «bien social» es la idea que transe esta Bienal. «Igual que pedimos una buena sanidad, ¿por qué no se puede pedir una buena arquitectura y un buen urbanismo? También es necesario como ha demostrado este tiempo, demandamos ciudades en las que se pueda respirar, que tengan carriles bici y mejores viviendas». Ypara ello quieren romper «el mito del arquitecto en su castillo, somos un instrumento social. Quizá es una profesión demonizada por los excesos de los arquitectos estrella que vendían muy bien su producto.Eso acabó con la crisis de 2008. Ahora sería obsceno, es difícil pensar que la sociedad de hoy volviera a permitir eso. Las nuevas generaciones tienen una mentalidad distinta, el arquitecto debe ser un recurso social».
Óscar lamenta que sea tan difícil concursar en Castilla y León, «apenas hay concursos de ideas, hay más adjudicaciones por oferta económica a la baja ¿las ideas producen alergia? Los concursos son necesarios, hacen una mejor arquitectura. Si solo se toma el criterio económico, se obvia el baremo de la calidad», dice quien sabe que nunca se puede gustar a todos y en el parque que construye recibe de vez en cuando el improperio de espontáneos críticos. En cuanto a la huella del confinamiento en su disciplina, Ares ve una tendencia «de nuevo a la compartimentación, al separar el espacio de trabajar, el de los niños, del del ocio, en vez de las estancias diáfanas. Pero esto se nos olvidará, somos animales de costumbres».
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