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Damián Ortega (México, 1967) mantiene la curiosidad infantil, esa que lleva a desmontar cualquier aparato sin que sea posible su reconstrucción idéntica, sobrando piezas siempre. Lo recuerda Vicente Todolí, el comisario de 'Visión expandida', la exposición que hasta el 26 de febrero llena la Sala ... 2 del Centro Botín de Santander. Por eso la abre un 'Beetle' que cuelga del techo pieza a pieza, una máquina que pierde su función primigenia ganando otra. Ortega desmenuza la realidad, la atomiza y compone, con la inexorable lógica de la gravedad, en un conjunto en el que cada elemento está suspendido. Hay que alzar la vista sobre sus atractivas formas hacia el techo, allí hay un dibujo de delineante que marca el origen de cada hilo del que pende cada parte. El aparente azar de las caprichosas formas obedece a una geometría matemática.
«Pareciera que es digital, pero no, todo es analógico», dice Ortega que quiso ser muralista como Diego Rivera. «Me gustaba la relación con el espacio público, la posibilidad de divulgar. Luego empecé a hacer instalaciones y vi que los mismos elementos estaban en juego». Comenzó haciendo caricatura política y el humor es otro ingrediente presente. 'Cosmic Thing' (2002) es el nombre de la pieza del coche y su mirada al mundo de la tecnología vuelve en 'Controller of the Universe' (2007). «Estuve comprando herramientas de segunda mano en los mercados de pulgas de Berlín, también tenía unas muy bonitas hechas de bambú de Vietnam pero se han perdido. Las puse sobre el suelo y recordé el mural de Rivera en el Rockefeller Centre, cuya figura central es el nuevo hombre socialista que domina la máquina. Creo que hay un imperativo cultural que nos lleva transformar todo, los materiales, las ideas, todo está filtrado por la tecnología, por el uso y por la interpretación», dice junto a una pieza que se puede atravesar y las herramientas se convierten en una amenaza.
Sala big-bangs
Hay cientos de ellas, cada una pende de un cable y Ortega se para a cambiar la dirección de una de ellas, apenas unos grados que solo le descolocan a él. Le gusta la expresión que le han adjudicado en Brasil, «geometría emocional». Esta pieza está en la sala de los 'big-bangs'.
'Viaje al centro de la tierra: penetrable' (2014) es una disección geológica en capas de colores, formada por piedras rojizas de tezontle –roca volcánica que se usa en la construcción en México–, plomo, piedra pómez y vidrios en el centro. El espectador puede mirar desde el perímetro de la esfera o entrar en ella. Cerca, el 'Polvo estelar' (2016) remite a lo que fue y ya no es nada, a los restos de útiles, semillas, piedras, convertidos en una composición tan inútil como curiosa.
'Volcán' (2013) congela una erupción en dos conos contrapuestos en espejo, en el inferior se concentra la energía de la lava y en el superior se libera y expande a través de cientos de cristales. Sobre todos los materiales que Damián Ortega utiliza, domina el cable de nailon y los miles de metros empleados.
Fuera de las 'big-bangs', 'Harvest' (2013) es una obra en torno a la caligrafía de su madre,«muy de colegio francés, muy delicada». Compuesta por hierros de construcción torcidos cada uno formando un garabato e iluminado por una lámpara que proyecta su sombra en la suelo. Una habitación para su «alfabeto materno». El tamaño de sus obras hace que muchas veces las vea completas cuando las monta para una exposición. La inspiradora de esta pieza la verá por primera vez en la inauguración de 'Visión expandida' en el Centro Botín de Santander.
Editorial Alias
«Mi primer taller fue en a cochera de mi casa, tenía que sacar al auto. Pasa como con los escritorios que se van llenado la mesa y acabas escribiendo en la cocina. Ahora tengo un taller más grande, con una plataforma donde puedo ver lo que hago», cuenta el también editor de Alias, un sello que comenzó en 2005 traduciendo textos sobre arte que no tenían versión española. A Dan Graham, Yoko Ono, SolLewitt o John Cage les han seguido otros autores como su propio maestro Gabriel Orozco. La editorial tiene un espacio propio en la exposición, donde se puede consultar y leer su catálogo.
A la tridimensionalidad llega Ortega «trabajando por cortinas». 'Warp Cloud' (2018) lo demuestra con geometría química. «Trabajo sobre la estructura hexagonal de una molécula de agua. A base de multiplicar los planos de con esa estructura repetida se crea la tridimensionalidad y el juego de seguir viendo el hexágono a medida que te mueves por la pieza».
Creada para un espacio en Japón que fue una fábrica textil, «me gustaba la idea del agua y su capacidad para transformarse, la idea de poder meterte en una nube, en un copo de nieve, pero más aún en el vapor». Cada molécula está hecha de bolsa blancas de distinto tamaño para representar el oxígeno y el hidrógeno, y cada cable termina con un plomo que tensiona y posibilita la pieza. «Esa misma urdimbre química está también presente en los tejidos, en los telares que los producían en ese espacio».
Química inorgánica
Y frente a la complejidad de la química orgánica, la sencillez de una silla en 'H. L. D. (high, long, deep)', «quería mostrar la conjunción de las tres dimensiones de una manera gráfica».
'Visión expandida' reúne casi veinte años de trabajo de un artista interesado por la composición y el comportamiento de los sistemas, de los grupos, a los que aborda desde la deconstrucción. Su arte está en reconstruir en una geometría propia, en la que nunca sobran piezas.
Damián Ortega impartirá un taller en el Centro Botín del 21 de noviembre al 2 de diciembre en el que invita a artistas multidisciplinares a crear máscaras.
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