![Ojos para mirar, ojos para ver al otro](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201906/18/media/cortadas/FRA-leones-kTVD-U80555940821Uw-624x385@El%20Norte.jpg)
![Ojos para mirar, ojos para ver al otro](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201906/18/media/cortadas/FRA-leones-kTVD-U80555940821Uw-624x385@El%20Norte.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
angélica tanarro
Miércoles, 19 de junio 2019, 09:36
Los ojos que nos miran puede que no nos vean. Los ojos con los que miramos puede que no nos hagan ver. A veces es un problema de empatía. 'Empathy Problem' es el título de la exposición que ocupa estos días la galería Javier Silva. ... Su autor, Francesc Ruiz Abad (Palamós, Gerona, 1990), viajero empedernido, lleva un tiempo reflexionando en torno a la mirada Occidental sobre el resto del mundo, y cómo se traduce en el mundo del arte esa mirada colonial etnocentrista que estuvo en los inicios de los grandes museos. Esa mirada patriarcal con la que traducimos lenguajes, artísticos o no, que nos son ajenos. De todo ello trata una exposición que, sin embargo, lejos de plantear la cuestión desde la solemnidad o la oscuridad, lo hace invitando al juego. Imágenes, colores, trazos transmiten una manera lúdica de enfrentarse al arte y a las cuestiones que a su juicio el arte debe abordar.
Las obras de Frances Ruiz Abad no solo cuestionan esa falta de empatía con la que Occidente mira al resto del mundo, sino también el mito del artista. Frente a ese mito, él prefiere el 'artista ventrílocuo', el que cambia de voz. Así, podemos encontrar en sus lienzos formas realistas y surrealistas, acercamiento al cómic y al anime japonés, referencias picassianas, críticas a cómo el cubismo 'tradujo' su interés por el arte africano etc., tendencias a la abstracción…
Se toma con humor el hecho de ser de Palamós (en el Bajo Ampurdán gerundense), es decir, haber nacido tan cerca de Figueres y que eso le relacione con Dalí y esos puntos surrealistas de sus cuadros. A fuerza de dar explicaciones sobre la casualidad más que la causalidad del hecho, ha terminado por incluir también algún guiño en sus pinturas al genio de los relojes blandos con alguna blandura formal. Decir que Ruiz Abad trabaja con imágenes podría parecer una obviedad o una redundancia, o las dos cosas a la vez. Pero es ese continuo traducir del imaginario colectivo, ya venga de la tradición, ya sea popular o aluda a las vanguardias clásicas, lo que funciona en sus propias obras. Como ese viejo que mira a la nada con una candela en la cabeza (recogido de una tradición holandesa) y en la que Jan Monegau, autor del texto de sala, ve «la sombra amplificada de la soledad alienada».
De la misma manera que el autor de estos cuadros salta de un lenguaje a otro, salta de un tamaño a otro. Así es en esta exposición, en la que mezcla obras de pequeño y mediano formato. Y en la que rompe la armonía un cuadro mayor, pintado de forma realista, aunque contenga las figuras de dos leones de color rosa. Explica Francesc Ruiz la conexión conceptual de esta obra con el resto. Al fin y al cabo, el león ha sido históricamente un símbolo de poder, usado en las arquitecturas institucionales (en el Congreso español sin ir más lejos) y cómo el rosa es en la simbología patriarcal de hombre blanco heterosexual un color vinculado a las mujeres y a las niñas, es decir, al lado opuesto del poder. La exposición incluye un par de cerámicas más que interesantes que suponen la primera incursión en esta artesanía tan próxima también a su espacio natal. De hecho, la idea de utilizarlas surgió durante una visita a La Bisbal, pueblo de gran tradición ceramista. Tiene que ver también con su interés por los procesos colaborativos en el arte. Y de esta línea cabe esperar interesantes resultados a juzgar por las dos pequeñas piezas que muestra aquí.
Francesc Ruiz acaba de exponer en la XIII Bienal de La Habana y ha mostrado sus obras de forma individual en París, Los Ángeles, Leipzig y Barcelona. En Valladolid deja una muestra de su energía creadora. En una exposición llena de ojos. Ojos que nos interpelan. Al fin, una función del arte. Y es pintura.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.