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«Coleccionar es mi vida, mi pasión, lo hago desde niña», confiesa Patrizia Sandretto Re Rebaudengo (Turín, 1969). Su padre –que atesoraba importantes obras de arte antiguo– tal vez le inculcó el placer por congregar lo bello a su alrededor. Ella, desde muy joven comenzó ... acumulando pequeñas cajitas ornamentadas, de esas que se usan para guardar píldoras. Más tarde se interesó por las joyas. Después vino el arte. Hoy está considerada como una de las grandes coleccionistas privadas de arte contemporáneo del mundo. Con toda seguridad, la más importante de Europa.
Este viernes visitó Valladolid para inaugurar 'Una revelación', la exposición que hasta el 1 de noviembre reúne una muestra de las piezas que Sandretto ha adquirido en estos últimos treinta años. Se exhiben en el Patio Herreriano, un museo que la coleccionista calificó como «fabuloso».
«Es un lugar maravilloso. Tiene una linealidad, una naturalidad que es perfecta para mostrar las obras. Y cuando entras, sientes toda esa energía de la historia del edificio», el antiguo monasterio de San Benito. Desde 2017, la Fundación Sandretto Re Rebaudengo –que dispone de un 'palazzo' y un museo en Turín– busca «un espacio, una nave» para establecer una sede permanente en España.
«Lo intentamos en el Matadero de Madrid. Al final no fue posible. Ahora estamos intentando encontrar un lugar donde hacer actividades», apunta Patrizia Sandretto.
–¿Podría ser Valladolid?
–Estoy aquí, puede ser, puede ser–, contesta con una sonrisa pícara.
Y, a continuación, matiza. «De momento, somos nómadas. Nos gustaría tener un lugar fijo», dice. Pero no disponer de él les permite recorrer varias ciudades hasta «encontrar el mejor lugar para cada exposición».
Esta 'revelación' del Patio Herreriano comparte protagonismo con 'Extraño', en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, que también reúne una muestra de la enorme cantidad de piezas que forman parte de una colección construida a lo largo de treinta años.
«En mayo de 1992 viajé a Londres y comencé a visitar galerías y museos. Empecé a conocer a los artistas, a establecer con ellos una relación directa, a ver cómo trabajan en sus talleres. Aquello para mí fue tan importante que decidí empezar a coleccionar». Primero, piezas de artistas de su generación. De Londres, Los Ángeles e Italia.«Ahora ya se han incoporado otros más jóvenes», con un gusto especial por la fotografía y una apuesta decidida por la creación femenina.
«Para mí es muy importante conocer a los artistas, hablar con ellos y no solo exhibir sus obras. Me gusta ser parte de ese proceso. Es importante comprender lo que el artista quiere decir». A la hora de adquirir nuevas obras, eso es clave.«También hay que estudiar, conocer, educar el ojo». Y al final, después de indagar en el proceso, una vez valorada la obra, Patrizia Sandretto llega a la decisión final:«Hay que comprar lo que te gusta. Yo nunca he pedido el nombre de ningún artista famoso para entrar en la colección», asegura la mecenas, quien tiene claro que un tesoro así no se edifica con la simple idea de «decorar los muros de una casa».
Y eso que varias de las obras que pueden verse desde ayer en el Patio Herreriano acostumbran a estar en su morada. Por ejemplo, 'Switcher', un óleo de Lynette Yladom-Boakye, del año 2013, que suele ser muy cortejado para su exhibición pública.
«La fundación, sin ánimo de lucro, tiene tres objetivos. Apoyar a los artistas, crear sinergias entre instituciones y acercar el arte contemporáneo a un público cada más grande», explica. Por eso son tan importantes las exposiciones, ya que permiten asomarse a diversas propuestas y corrientes artísticas.
«El arte contemporáneo nos habla del momento en el que vivimos. No es algo meramente decorativo, sino que te invita a pensar, a abrir la mente.No es fácil, hay que dar la oportunidad de comprenderlo, de explicarlo. Todas las obras quieren contarnos algo, nosotros solo tenemos que escuchar», defiende Patrizia Sandretto, quien alabó la labor de Javier Hontoria como comisario de la exposición, a la hora de seleccionar, distribuir y presentar las piezas.
«La labor de un comisario es muy importante:permite al coleccionista que vea su colección desde otro punto de vista, con una nueva narrativa, desde otros ojos. Y después de ver el resultado, solo puedo decir:'Bien, mi colección es maravillosa'».
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