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Artista sonoro, musicoterapeuta, autodidacta de la música electrónica con ocho discos de música ambiente publicados. Nacho Román (Valladolid, 1976) protagoniza la exposición 'Silere, tacere' en la Sala 0 del Museo Patio Herreriano a partir de una instalación de veinte paneles aislantes acústicos colocados en círculo ... y, entre ellos ocho altavoces, cada uno emitiendo un sonido diferente a medida que se transita por el recinto acordonado. También recogen el sonido de pisadas de los visitantes, utilizando así el museo «como objeto de resonancia», explica el artista. En medio de la sala, ocho sillas donde se acomoda todo aquel dispuesto a sumergirse en las melodías compuestas por Nacho Román, concebidas para invitar a la relajación y el silencio.
«Silere alude al silencio desde la calma; tacere, a la búsqueda del silencio de manera proactiva», expresa refiriendo que el título de la muestra remite al ensayo del pensador Ramón Andrés 'No sufrir compañía', en el que habla de los modos de decir sin palabras, de sus virtudes, de la diferencia entre guardar silencio y callar.
Nacho Román
Artista sonoro y musicoterapeuta
A la entrada de la Sala 0 recibe al espectador el montaje en pantalla y altavoces 'Dos palabras', donde recoge la «voz» del museo a partir de respuestas de ocho artistas que resumen en dos vocablos su visión del arte actual y cómo les gustaría que fuera dentro de diez años. Carlos Sanz, Erik Urano, Cristina R. Vecino o Bettina Geisselmann son algunos de los participantes en esta propuesta.
La pieza de la Sala 0 ha sido creada especialmente para la muestra en el Museo Patio Herreriano, éste sábado con gran afluencia de visitantes. Buena parte de ellos probaron la instalación, dejándose llevar por la melodía compuesta por Nacho Román. «La sala tiene mucho eco, con paredes lisas... si no la hubiéramos aislado con paneles el eco sería incontrolable; gracias a ellos se apaga la reverberación y la escucha, a bajo volumen, resulta más clara».
El paso por esta instalación abierta hasta el 14 de julio es una invitación a meditar sobre las virtudes del callar y la escucha profunda, actitud a contracorriente en unos tiempos donde «el ruido y la sensación de estar pendiente de todo a través de la tecnología y las redes sociales nos invaden; el estrés es necesario, pero vivimos sometidos a tantos niveles de multitarea y multiactividad que conducen a un estrés crónico, generador de patologías graves».
En su consulta del Paseo de Zorrilla atiende a personas individualmente y en sesiones grupales, ayudándolas a gestionar la angustia y el estrés. «Existen métodos musicoterapeuticos para limpiar el sistema nervioso central. A causa del estrés muchas veces lo tenemos funcionando al 300%». Una de las técnicas que emplea consiste en componer una canción en función de parámetros a partir de un medidor de impulsos. «Es una tecnología que capta a través de electrodos los impulsos que emitimos a través de la piel, transformando la electricidad en ondas musicales que utilizo para componer la canción en función de esos estímulos».
En la estela de la música ambiente de compositores como Philip Glass, Arvo Pärt o Brian Eno, echa mano de la música ambiente, utilizando también composiciones musicales propias creadas a partir de sintetizadores, grabaciones o instrumentos (cuencos tibetanos, campanas o ruidos de entornos naturales y urbanos...). «Actualmente el silencio no tiene buena fama, hay una presión enorme para estar actuando todo el día, conectados ... Aquí yo invito a parar y a escucharse a uno mismo, estar callado no es resignación».
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