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El Museo Nacional de Escultura ha querido sumarse a la celebración del VII Centenario de la muerte de Dante Alighieri y lo ha hecho por partida doble. Por un lado, con la cesión de tres piezas a la exposición de Roma, y, por otro, con ... el montaje de una muestra propia, de pequeño formato, en el Rincón Rojo del Colegio de San Gregorio. Ésta aborda la obra del florentino desde las influencias que recoge, hasta su condición inspiradora de artistas como John Flaxman o Miquel Barceló, representados con ilustraciones concebidas para ediciones de la Divina Comedia.
Y todo ello presidido por una escultura de Dante, a partir de una obra de Jerónimo Suñol y Pujol, que lo muestra en una posición de pensador que evoca a la célebre escultura de Rodin.
Hay una vía de conexión entre la obra de Dante y un museo como el de Escultura de Valladolid. María Bolaños, la directora, lo explicó ayer al describir la 'Divina Comedia' como «un viaje de aventuras al más allá en el que el poeta italiano se va encontrando personajes y figuras de un modo parecido a como se encuentra obras de arte el visitante de un museo». De ahí el título de la exposición: 'El Museo como Divina Comedia. En torno a Dante', que podrá verse hasta el 1 de mayo de 2022.
La muestra profundiza en las influencias culturales que fueron fermento de su genio y lo hace desde la convicción de que «representa la culminación del conocimiento de la Edad Media, al que da forma poética, pero también anticipa las inquietudes del humanismo que está por venir», según explicó Alberto Campano, subdirector del museo y promotor de la instalación.
Y así, entre las 14 obras de la colección del museo que se exhiben nos encontramos en el apartado Cosmos un retrato de Santo Tomás de Aquino en un cobre esmaltado del siglo XVII. Santo Tomás es quien concilia el saber clásico, encarnado en un Aristóteles que comienza a conocerse a través de traducciones árabes, con la teología cristiana. Una de las manifestaciones de esa confluencia es la concepción cosmológica del mundo, con la Tierra en el centro y los demás planetas orbitando en derredor suyo en órbitas circulares perfectas. Esa idea la expresa la Esfera Armilar, representada por una pieza de un taller italiano.
El segundo apartado se dedica al Infierno y en él se nos explica que el modo como lo presenta Dante tiene su origen en la convicción extendida de que su cráter surgió del impacto provocado por la caída de Satanás al ser expulsado de los cielos por el arcángel San Miguel, que aparece aquí en una escultura del siglo XVIII. La pieza principal es un altorrelieve de Fray Rodrigo de Holanda, del XVI, «Bajada de Cristo a los Infiernos', que subraya el paralelismo con el propio periplo de Dante.
La escultura principal del apartado 'Purgatorio' es un retrato de San Agustín, de Alonso Berruguete. Aquí descubrimos que el santo de Hipona es el inventor de este lugar de transición entre el cielo y el infierno, que él concibió como un proceso de depuración espiritual, si bien Santo Tomás terminó de darle forma como un espacio físico. La fuerza poética de la obra de Dante será clave para instalar en el imaginario cultural europeo la convicción de la existencia de ese tercer lugar espiritual.
Finalmente, en Paraíso destaca un vaciado en yeso de 'Niños cantores de la catedral de Florencia', a partir del original de Lucca della Robbia, que expresa la constante presencia de la música y el canto en la obra de Dante.
Dos esculturas y un óleo de la colección del Museo Nacional de Escultura de Valladolid forman parte de la gran exposición internacional dedicada a Dante, la muestra 'Inferno' que se exhibe en las Escuderías del Quirinal, en Roma. «Son tres piezas que en absoluto juegan un papel secundario porque están situadas de modo que introducen algunos de los espacios», explicó ayer la directora del museo. María Bolaños resaltó que esa es una de las tareas de la institución: difundir y dar a conocer el patrimonio español por Europa y por el mundo».
Las tres obras son el cuadro 'Las tentaciones de San Antonio', de Jan Brueghel, de comienzos del siglo XVII; la escultura de madera policromada 'Muerte', de 1522, obra de Gil de Ronza; y el anónimo del siglo XVIII 'Demonio'.
De las tres posiblemente la más impactante sea 'Muerte', una de las obras de más impacto del museo entre sus visitantes y que muestra un cuerpo descarnado a tamaño natural.
El óleo de Brueghel, por su parte, representa una escena en un espacio abierto poblado por multitud de seres que reúne los tres principales episodios de ataques diabólicos que sufrió el santo: el acoso torturador de monstruos; la tentación carnal de mujeres y el intento de impedir su llegada al cielo.
Finalmente, 'Demonio' es una obra que debió formar parte de una composición del tema San Miguel Arcángel venciendo al demonio, dada la disposición de la figura.
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