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Félix Cuadrado Lomas, en su taller de Simancas. ramón gómez

La muerte de Cuadrado Lomas supone el adiós a los fundadores del Grupo Simancas

La unión de seis amigos pintores en torno a la sala Jacobo amplió los estrechos horizontes de la cultura vallisoletana

Viernes, 19 de noviembre 2021, 07:12

Él mismo no tenía empacho alguno en reconocerlo: «Éramos individualistas. No era una unión a través de un manifiesto, de una tendencia. Era una unión de amigos que éramos pintores, con los mismos gustos, ideas políticas y sociales parecidas y, más o menos, de la ... misma edad». Las palabras de Félix Cuadrado Lomas sobre el Grupo Simancas, que él contribuyó a fundar, insistían en lo que muchos ya conocían: su lazo de unión era, por encima de todo, el gusto por la pintura y la amistad, pero también el afán de renovar aquella esclerotizada cultura local.

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En efecto, aquellos pintores que comenzaron reuniéndose en ese «espacio libre de cultura disidente» que era, en palabras de Cristina Rodríguez Vela, la librería Relieve, en la calle Cánovas del Castillo, terminaría conformando un grupo dispuesto a ampliar los estrechos horizontes de la vida cultural. «El pueblo de Simancas no fue sino la estación última de un periplo que se inició muchos años antes en torno a la mítica librería Relieve, fundada en 1951 por los hermanos Domingo y José Rodríguez, y que cuajó definitivamente en torno a la Sala de Arte 'Jacobo', creada en 1966 por el pintor y galerista Fernando Santiago», señala el profesor Fernando Gutiérrez Baños, comisario de la exposición 'Grupo Simancas. Paisaje-Color-Expresión', organizada en 2011 por la Fundación Villalar y el Museo Patio Herreriano, su lugar de celebración.

Sucesor en cierta medida del Grupo Pascual Letreros, que ya en la postguerra trató de rebelarse contra la cultura folclórica imperante adoptando aires surrealistas, este colectivo de amigos se fraguó en la Sala-Galería que Fernando Santiago, alias 'Jacobo', considerado «el alma del grupo», estableció en la planta baja de su tienda de muebles de la calle de Miguel Íscar. Era el año 1966. Ya entonces, Cuadrado Lomas, que en la década anterior había participado en algunas exposiciones relevantes, era considerado un referente teórico entre los artistas plásticos, admirado por sus ideas progresistas y por la coherencia de un quehacer pictórico unido al movimiento cubista, la abstracción y, en gran medida, al paisaje castellano.

«La pequeña historia del grupo se fraguó en los años oscuros del franquismo, aquellos años en los que España vivía un vacío cultural. Y, debido a los encuentros casuales entre los miembros del grupo, a las afinidades que fueron descubriendo, y por la amistad que se fue creando entre sus miembros, comenzó la actividad del que, con el tiempo, llegaría a conocerse como el Grupo Simancas», ha escrito Ramón Torío, uno de los participantes en las tertulias que ayudaron a configurar el colectivo. Cuadrado Lomas y sus cinco compañeros eran, en efecto, parte de un movimiento más amplio de efervescencia cultural en plena dictadura, unidos por lazos de amistad y por el gusto de salir a pintar al campo, pero también por el entusiasmo que les producía poder plasmar en España las tendencias plásticas que iban descubriendo en sus viajes por algunas capitales europeas.

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Lo cierto es que después de la muerte de Fernando Santiago, ocurrida en 2017, Cuadrado Lomas era, hasta el pasado miércoles, el único superviviente de los seis fundadores del Grupo Simancas. Los cuatro restantes eran Jorge Vidal (1943-2006), chileno llegado a Valladolid en 1967 y uno de los introductores de la abstracción en Castilla; Domingo Criado (1935-2007), de formación autodidacta, que fue dibujante en El Norte de Castilla y cuya obra se relacionó con un arte expresionista; Gabino Gaona (1933-2007), quien, en palabras de Gutiérrez Baños, «supo evolucionar desde un expresionismo historicista hasta un expresionismo genuinamente contemporáneo»; y Francisco Sabadell (1922-1971), vinculado también a la poesía y frecuentador del paisaje castellano.

Cuadrado Lomas inmortalizó en 1987 al grupo en su cuadro 'Toreros antes del paseíllo'. Debajo, dos imágenes de los integrantes del Grupo. A la izquierda: Félix Cuadrado, Jacobo, Jorge Vidal y Gabino Gaona. En la imagen de la derecha: Cuadrado Lomas, Gaona, Torío, Vidal y Jacobo, con una mujer portuguesa en Zararé. EL NORTE/PATIO HERRERIANO

La singularidad del grupo, unido por aspiraciones de renovación artística y cultural antes que por un planteamiento estético definido, explica su estrecha vinculación con miembros de la cultura local igualmente identificados con la necesidad de crear espacios de libertad. Es el caso, por ejemplo, de los poetas Francisco Pino, Justo Alejo, Pablo Arez, Abelardo Conde y Enrique Barrigón, del citado Ramón Torío, del prosista Blas Pajarero (seudónimo de Pablo Rodríguez), o del crítico Santiago Amón. Hitos relevantes en la consolidación del grupo fueron las exposiciones 'Ensayo colectivo pintura-poesía', celebrada en la Sala Jacobo en 1968, y, al año siguiente, 'Siete pintores de Valladolid traen pintura a Málaga'.

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Conocido hasta 1976 como 'Grupo Jacobo', la denominación de 'Grupo Simancas' se explica por el traslado de varios de sus fundadores a esa localidad vallisoletana, que muy pronto se convirtió en aglutinante de artistas y de galerías como 'Arcón 7', abierta en 1972 por Fernando Santiago, y 'La Casa Vieja', creada en 1979 por María Calleja y Gabino Gaona. Su idea, como ha escrito María Aurora Viloria, era convertir la villa en un centro de artistas como el que habían visitado en Saint-Paul de Vence. Aunque no lo consiguieron, Simancas se convirtió en fuente de inspiración de unos trabajos pictóricos estrechamente relacionados con el paisaje y el color de Castilla, faceta que también conecta con su indisimulado compromiso regionalista.

A Cuadrado Lomas debemos el retrato 'Toreros antes del paseíllo' (1987), un resumen singular del Grupo Simancas en el que los cinco pintores que le acompañaron en aquella aventura, y él mismo, posan en compañía de Ramón Torío, Santiago Amón, Pepe Relieve y Blas Pajarero. Es, como señala Gutiérrez Baños, «el retrato no solo de un grupo de creadores, sino también de un periodo como pueda serlo 'La tertulia del café de Pombo' de Gutiérrez Solana con respecto a los años 20». Un periodo, el del Franquismo de los años 60, que pintores como Félix Cuadrado Lomas y grupos como 'Simancas' animaron a cuestionar mediante la articulación de espacios culturales de disenso y libertad.

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