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«El arte es mi hilo conductor para descubrir el mundo», decía Lorenzo Colomo, pintor y galerista vallisoletano (Valdenebro de los Valles, 1950) que ha ... fallecido este miércoles a los 72 años, después de dejar una profunda huella en la vida cultural de su ciudad, no solo a través de sus pinceles, sino también por el apoyo que, durante un cuarto de siglo, prestó a otros artistas a través de su galería en el número 7 de la calle Macías Picavea.
«No entiendo mi vida sin la expresión abierta a todas las disciplinas, desde la fotografía al arte plástico. Soy un enamorado de toda actividad creativa, porque creo que es lo más grande que posee el ser humano. Cuando estás pintando tienes la posibilidad de cambiar algo, de conseguir lo que quieres o de luchar por ello», explicaba el pintor, quien recordaba la fascinación que sintió cuando, con cuatro años, le regalaron sus primeros lápices de colores. «Me sorprendió lo mucho que se puede hacer con el color». A partir de ahí, no dejó de pintar.
Colgó sus primeros cuadros con 22 años (en la galería El Caballo de Troya, en 1972), pero siempre tuvo claro que la libertad creativa no le iba a llegar exclusivamente del mundo del arte. «Un artista debe ser libre y eso lo consigue con un trabajo. Empeñarse en ser artista profesional es elitista. El arte surge de una necesidad de expresión y solo es posible a partir de esa libertad». Colomo cultivó esa creatividad sin cadenas gracias a sus trabajos al margen del arte, como por ejemplo en Fasa Renault.
Sus primeros trabajos como artista apuntaron a una veta figurativa que pronto abandonó, convencido de que sus sensaciones se expresaban mejor con una dosis de abstracción. «Habitualmente lo hago con el color y con el grafismo, porque mi obra más abstracta es expresionista». «Busco la belleza interior, no física. La armonía con el entorno y captar la diversidad», decía sobre el objetivo de sus obras, que consideraba mucho más importantes en el transcurso que en el resultado. «Lo importante es el hecho de pintar, no el cuadro», defendía. En 2006, presentó una retrospectiva con 35 años de carrera en el Teatro Calderón.
«Mi pintura no es mala, pero no deseo ser competitivo», aseguraba Colomo, quien certificó ese compañerismo con la apertura, en septiembre de 1995, de una galería de arte que dio cobijo a numerosos compañeros y artistas durante 25 años y más de 200 exposiciones.
El espacio de la calle Macías Picavea, que atendía junto a Marisol Puertas, se inauguró con una muestra colectiva, a la que se sucedieron exposiciones monográficas de Esperanza Alonso y Luis Nieto. Su apuesta por los artistas locales le llevó a cultivar férreas fidelidades con Manuel Sierra, Jesús Velasco, Jesús Capa o Enrique Reche. Sus primeros años fueron de una actividad frenética, con una exposición cada 25 días. La crisis de 2008 impidió que se mantuviera ese ritmo, que quedó limitado a cuatro o cinco muestras anuales. Y el bofetón que supuso la covid les empujó al cierre el 31 de mayo de 2021. Después, siguieron vendiendo los fondos de la colección bajo petición, pero ya con el local cerrado.
«Desde la sencillez y la independencia de acción nos encontramos receptivos al arte, lejos del elitismo social o de conveniencias a la vez que tratamos de potenciar los trabajos serios de artistas que promueven la reflexión y la contemplación inteligente sobre cuanto acontece en la cambiante realidad de nuestros días. Nuestro deseo es conseguir un coleccionismo de base que aprenda a amar el arte y a servirse de él para ampliar los motivos de satisfacción», defendía Colomo sobre su espacio expositivo.
«A veces hay galeristas que se aprovechan de la ilusión de los artistas. Lorenzo era todo lo contrario. Era extraordinariamente honesto, acogedor, extremadamente legal», dice Julio Martínez, artista que participó en doce exposiciones con Lorenzo Colomo, a quien define como una persona «generosa y con mucha energía». «Esa energía la mostraba en su obra, llena de frescura y color», añade Martínez.
Manolo Sierra también fue uno de los asiduos de la galería de Lorenzo Colomo, un espacio «muy sincrético, que no se veía condicionado por las tendencias ni las modas». «Era buen galerista, pero mejor pintor todavía. Su pintura iba desde el informalismo al expresionismo abstracto», ha resaltado Sierra.
Su implicación con la vida cultural y artística vallisoletana se extendía incluso a actos como su labor de jurado en concursos de dibujo convocados por la Policía Nacional.
El velatorio permanece abierto este miércoles por la tarde y el jueves por la mañana en el cementerio de Las Contiendas.
Entre las exposiciones individuales de Lorenzo Colomo, que fue diagnosticado de un cáncer agresivo hace medio año, destacan las llevadas a cabo en la Sala de la Caja de Ahorros Provincia del Valladolid (1977, 1979 y 1982), en la galería Berruguete (1981 y 1982), en La Casa Vieja de Simancas (1984), la galería Rosalía Olcese (1990) o Línea de Arte (1995 y 1998). Participó en varias muestras colectivas y recibió el primer premio de PIntura rRegional de Castilla y León (1980).
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