![Marina Núñez, en el Thyssen.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202105/21/media/cortadas/MARINA6-kDhF-U140449581609rlE-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Marina Núñez se hizo adicta en su juventud al libro 'Maestros antiguos del Museo Thyssen-Bornemisza'. Creadora ya reconocida, el museo le ofreció exponer entre aquellos que admiraba y este lunes inaugura 'Vanitas', la cuarta entrega del programa anual 'Kora', ... dedicado a artistas españoles. El entusiasmo por compartir sala con Memling, De Beer o Bordone ha devenido en una veta que no había dejado ver hasta ahora, el humor.
«Es una exposición concebida para este espacio, sobre todo para este acontecimiento para mí. Intento que mis obras no molesten al visitante que va a ver a los antiguos», dice la artista palentina.
'Vanitas' se extiende por dos salas, la del ciclo Kora dedicada a creadoras que trabajan desde «la perspectiva de género, algo que siempre he hecho. Digamos que esa es una exposición al uso, en la que se puede ver una videoproyección, tres vídeos en monitor, tres dibujos y tres óleos».
El 'leit-motiv' «es seguir la estela académica que no permitía que las pintoras abordaran la mitología y el desnudo, solo podían dedicarse a retratos y al género menor de los bodegones. Retomo esa idea con ironía y creo flores heroicas, unas rosas que están embarcadas en peleas entre ellas y unos lirios que pelean contra los elementos, el fuego y el agua, como el héroe romántico», explica Marina Núñez.
También hay dibujos, «chicas a las que crecen tallos por el cuerpo» y óleos y vídeos que revisan el concepto moral de la vanitas, «advertían de que la belleza y la riqueza son efímeras. En mi obra las flores permanecen pero lo humano se desmorona».
También hay óleos con jarrones barrocos en los que crecen paisajes. «Enlaza con otros trabajos anteriores en los que planteo una relación más empática que hostil con el entorno, el ser humano y la naturaleza no están enfrentados, no hay una ruptura sino una continuidad».
Los cristales que lucen entre los maestros antiguos representan manos con «textura de corteza» que sostienen en vez de flores árboles. «Están situados junto a dos retratos de personas que sujetan una flor en la mano».
Núñez recupera temas constantes en su obra, «la metamorfosis, la simbiosis», con otros que trabajó hace tiempo y a los que vuelve, las flores. «En este caso he buscado una iconografía clásica, una luz, un acabado, unos colores, acordes con el lugar», cuenta.
Profesora de la Facultad de Bellas Artes de Vigo, Marina se interesó pronto por el cuerpo en cuanto a la mitad vilipendiada del ser humano, frente a la elevación del alma. El cuerpo desmedido que escapa al canon le dio pie para ahondar en la locura, en lo monstruoso, en la inestabilidad y su expresión estética. Sus brujas y la hibridación con lo vegetal son recurrentes en una producción que comenzó en la pintura y ha ambicionado nuevos soportes y que guardan las colecciones del Reina Sofía, el Artium de Vitoria, el MUSAC, el Patio Herreriano, la Panera de Lérida, la Fundación La Caixa, la Fundación Botín o la American University de Washington, DC.
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