Manuel Sierra buscaba desde hace años unas panderetas para que se convirtieran en soporte para contar una historia. Tuvo suerte. Halló lo que buscaba en una tienda de juguetes que había superado un par de incendios. De allí rescató quince panderetas «de las primitivas, de madera curvada, claveteada y con chapas metálicas para producir el sonido, consturidas con piel de cabrito».
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Ahora, esos instrumentos ancestrales se han convertido en los lienzos de la exposición 'No es un villancico', que hasta el 17 de diciembre puede verse en el Puerto Chico (calle Nicasio Pérez, 1). Las obras recogen «paisajes, algún interior y un par de retratos de un campesino y una campesina castellanos». No faltan los habituales pájaros del artista ni sus clásicas nubes.
«Quería contar un 'contracuento' de Navidad, no me gusta esta época. Pero no di con el guion adecuado y pensé que esta exposición podría ser una continuación de 'Tierras de pan y barro' (que el 20 de noviembre se clausuró en la galería Rafael)». La muestra aprovecha además las peanas que Sierra empleó en la exposición de Coco Café, con motivo del primero de mayo y que hacían referencia a la pandemia y a la guerra. La obra también reivindica «la toma de las ciudades y espacios públicos por parte de los animales y la vegetación».
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