Mano que va de la letra a la forma

El MUSAC recorre en 'Visto y no visto' la obra poética y gráfica del escritor y periodista José-Miguel Ullán

Luis MArigómez

Valladolid

Lunes, 12 de abril 2021, 20:26

A José-Miguel Ullán (1944-2009) a veces le ocupaban más las letras que las palabras. Las escudriñaba, las descomponía, las analizaba, las dibujaba de distintas formas, de una en una, siempre reconocibles, siempre diferentes. Le gustaba hacer abecedarios. Para él, la raíz de ... la poesía estaba en esos orígenes en los que aún no hay significados. Declaró: «la escritura carece de cualquier propósito o sentido de dirección, que es por fortuna artificial.» Escribir, para él, engloba mucho más de lo acostumbrado. En su antología, 'Ardicia' (1994), al cuidado de Miguel Casado, y en su 'Poesía reunida, Ondulaciones' (2008), aparecen dibujos, collages, tachaduras, fotos… El tipo de letra es distinto según el libro, y todo ello es esencial en la presentación de su obra. Con esta última publicación, se expusieron sus 'agrafismos' diminutas pinturas sobre papel que se incluyeron en algunos ejemplares. En sus palabras: «Como si el sonido y el silencio, al chocar cada dos por tres el uno contra el otro, produjesen una dicción obsesiva pero de naturaleza solo visible y palpable.» Le gustaba regalar dibujos, pequeñas pinturas… en las que daba rienda a su capacidad plástica. Nunca entró en el mercado del arte, era una celebración de la amistad. Tras su muerte tuvo lugar una exposición que incluía una parte sustancial de su obra no escrita, 'Palabras iluminadas', en La casa encendida, en Madrid, en 2012. Ahora el MUSAC ofrece una visión panorámica de distintos aspectos de los afanes del poeta salmantino en 'Visto y no visto', título muy indicativo de sus intereses, tomado de uno de sus poemarios.

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En 1966, ya con tres libros publicados, se exilia en París. Este hecho político hace que su obra y su vida se abran a un cosmopolitismo de primera mano. Nunca pierde el contacto con España y colabora con distintos medios, entre ellos El Norte de Castilla y la mítica revista 'Triunfo'. Trata con intelectuales de primera línea, como Roland Barthes; escritores, como Marguerite Duras, Cortázar, Severo Sarduy, Edmond Jabès…, y con artistas plásticos, Joan Miró, Tápies, Saura… Cuando vuelve a España, tras la muerte del dictador, participa en proyectos culturales y periodísticos de envergadura, subdirector de 'Diario 16', crea su añorado suplemento 'Culturas'; dirige y presenta el programa de RTVE 'Tatuaje', donde entrevista, entre otros, a María Zambrano y Octavio Paz, pero también a El Fary o Los Chunguitos. Columnista en 'El País', colabora con músicos como Luis de Pablo, con quien llega a proyectar una ópera con escenografía de Vicente Rojo. De todo ello da cuenta la exposición con documentos, originales, bocetos, audios…

Tuvo una relación de particular cariño con Francisco Pino, otro cosmopolita, que pasó la mayor parte de su vida casi escondido en El Pinar de Antequera, a las afueras de Valladolid. Pueden verse piezas de proyectos que elaboraron juntos.

Los dibujos, manchas, monigotes… acompañaron siempre a su trato con las palabras, «son garabatos que pueblan un vacío, un silencio, hasta que de nuevo aparece el rumor, la presencia de la escritura». Quizá el valor más notable de la exposición sea situar todo al mismo nivel, convertir esos gestos en textos, como dice su subtítulo. En palabras de Rosa Benéitez, «las notas de producción, los dibujos preparatorios, los esquemas, láminas y fotografías no solo revelan una genealogía, sino que constituyen la obra.»

El último capítulo es 'Punto negro', una marca que el autor puso a lo largo de su carrera. Podría ser una firma mínima, una señal para avisados, 'punto en boca' que pone en la portada y contraportada de 'Frases' (1975) con fotos de Rimbaud y de él mismo, y sobre todo, señal de juego con los materiales que utiliza, letras, palabras, dibujos, fotos, grafismos…, querencia de poner en cuestión los modos de tratar con la poesía, con el mundo.

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