José Rincón acerca a Valladolid los collages que improvisa «como música de jazz»

Frente a la laboriosa, lenta y disciplinada técnica de la estampación, el artista con taller en Madrid admite «desfogarse» con la creatividad «mucho más libre» de la recomposición de piezas pegadas. Concebidas todas ellas desde la improvisación más absoluta, –«como música de jazz»–, admite–, el contraste de formas y colores remite a composiciones inspiradoras de vitalidad. «Solo busco estética, no otra cosa», confiesa el artista.

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Armonía y equilibro se imponen en las nuevas realidades que brotan de la intuición, del afán de encontrar sin buscar, creando una unidad de conjunto desde la división de la materia en fracciones. El desenlace de todo ello son combinaciones vitalistas cuyos perfiles germinan al azar, rompiendo y rasgando con la manos o con instrumentos cortantes. Encuentra José Rincón sus referentes en Jesús Núñez y Amadeo Gabino, así como en la abstracción española de los años setenta «aunque –matiza– no se usaban estos colores».

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Mezcla de verdes y grises en unas creaciones; violetas, naranjas y azules en otras, nada desentona en el pretendido desorden de quien admite rectificar «mucho» con cada una de sus creaciones. «No pego las piezas hasta que no las he movido lo suficiente para que ver que cuadra el puzle». En esta operación se suele valer de la cámara fotográfica de su teléfono móvil para probar diferentes combinaciones de recortes generadoras de nuevas formar de mirar en las que tirantez y equilibro aportan sensación de conjunto sin dar lugar a proporciones disonantes.

Rincón, maestro del grabado recién llegado de la galería Carla Negrete en Tequisquiapan (México) se desdobla en Espacio Abierto como artista del collage consiguiendo extraer una variada paleta de matices a partir de la rerdenación de siluetas, estructuras y espacios en una exposición que se puede visitar hasta el 11 de octubre.