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Bebe más de la literatura y la filosofía que de la historia del arte. Dora García (Valladolid, 1965) es una artista que dibuja, filma, fotografía, ... propone espacios para provocar la interacción del espectador. Es difícil comprar, coleccionar, lo que hace y, sin embargo, es una de las creadoras más cotizadas. Ha sido galardonada con el Premio Castilla y León de las Artes 2024, tras recibir el Premio Nacional en 2021. Estudió en Salamanca, ha residido casi tres lustros en Bruselas, y ahora crea y enseña a caballo entre Barcelona y Oslo.
–Premio Artes Plásticas ¿sigue valiendo ese adjetivo para sus performances, sus propuestas registradas en formato fílmico?
–La verdad no sé muy bien lo que significa 'artista plástico'. Leo que son los artistas que manipulan algún tipo de material como cera, arcilla, o, plástico. Entonces, pues no, no se puede aplicar, en el sentido literal, pero en el figurado sí, ya que bueno, lo digital también es un material y la presencia también es un material.
–El suyo es arte intangible, que escapa a la colección para exigir presencia y participación. ¿Cómo funciona con los nativos digitales?
–Pues no es cierto eso, no es intangible, puesto que hago sobre todo dibujo, performance y películas, entonces, hay un material, no es intangible. Muchos artistas que trabajan con sonido insisten que el sonido es también un material. Siempre hay un material. Los nativos digitales (¿nacidos a partir del 80?) pues imagino que no tienen grandes dificultades.
–Los jurados destacan su compromiso social con los problemas de su tiempo. ¿Han ido cambiado sus intereses en los últimos 30 años?
–Imagino que sí. Han ido cambiando en función de los sitios en los que he vivido y las personas que he conocido.
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–Hace una década se propuso escuchar las 'voces' en cafés de media docena de ciudades con profesionales de la salud mental, esa que ahora ha pasado a primer plano en el debate público. ¿Cómo fue la experiencia? ¿somos neurodivergentes por naturaleza?
–No era con profesionales de la salud mental, era con 'expertos', esto es, con las personas que escuchan voces, que se organizan en grupos de apoyo mutuo. En Valladolid en concreto colaboré con los muy maravillosos La revolución delirante, que es cierto que era psiquiatras y psicólogos, pero creo que más comprometidos con el aspecto político de los malestares psíquicos que con lo terapéutico. Sigo haciendo los cafés de las voces, no es algo pasado. He aprendido siempre mucho de ese trabajo y de otros muchos. Yo no soy profesional y no puedo hacer afirmaciones informadas, pero creo que no conozco a nadie que no sea neurodivergente.
–Filmó el Ártico con un científico para el CNIO, ¿la ciencia es parte del arte y viceversa?
–Creo que hay mucha colaboración interdisciplinar, y que está muy bien que así sea.
–¿Qué es 'Amor rojo', en el que ha trabajado seis años? ¿cuándo da por terminado un proyecto?
–'Amor Rojo' es un proyecto fílmico y de escritura sobre la figura de Alexandra Kollontai, revolucionaria soviética, activista sexual, defensora de los derechos de la mujer, diplomática y escritora. Pues un proyecto se acaba cuando estoy exhausta.
–Antes se enseñaba el oficio, el dibujo, el manejo del tórculo, la gubia, las técnicas de pintura ¿qué hace en la Academia Nacional de las Artes en Oslo?
–'Antes' ... ¿Qué quiere decir 'antes'? eso se sigue enseñando ahora, y se seguirá enseñando siempre. El enseñar de un modo más centrado en el trabajo individual y de estudio, como hago yo en Oslo, debatiendo sobre las ideas, los proyectos individuales de los alumnos, no significa que lo anterior no se enseñe.
–Su carrera está enmarcada en el contexto internacional ¿hay iniciativas que imagina para el espectador de Hamburgo, Bruselas o Valladolid o son las propuestas las que experimentan con públicos distintos?
–Nunca se puede predecir la reacción de un público, sea en Valladolid o en Hamburgo. Creo que hay que trabajar según lo que me interesa y lo que me provoca curiosidad, esperando que al público de cada lugar le interese también, pero es solo una esperanza.
–¿Los espacios le buscan a usted o al revés?
–¿Los espacios se refiere a las salas de exposición? pues se dan los dos casos, algunos me buscan, y otras veces los busco yo.
–En la performance entra el factor tiempo en juego, ¿le acerca al teatro?
–Sí, claro, hay muchos puntos de conexión, en ocasiones es indistinguible la performance del teatro, y a veces se alejan mucho.
–Pasa a engrosar una lista de premiados en la que está Cristóbal Gabarrón. ¿La relación entre arte y poder vive sujeta a los mismos presupuestos que el resto de la sociedad?
–No sé a qué se refiere con presupuestos o resto de la sociedad, lo que puedo asegurar es que yo no tengo ninguna relación con ningún tipo de poder porque no me interesa el poder en absoluto. Absolutamente nada, y me negaría a tener ningún tipo de poder ni ninguna relación con el poder.
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