Amapolas, dormideras, cardos, hortensias, rosas, trigales, árboles frutales y ornamentales son las 'Plantas de luz' que pinta Pablo Giménez y pueden verse en la sala de exposiciones del Teatro Zorrilla.
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Giménez planta el caballete en medio del trigal primaveral condescendiente con las primeras manchas rojas ... de las amapolas y después, cuando ya está amarillo bajo el abrasador sol estival. También se mete en los plantaciones de dormideras blancas y en los jardines cuyas sombras protegen la floración de temporada. Le gustan las flores grandes que traslada como manchas de color, matizadas después entre los verdes. Hay frutos como la pera o el higo que prueban la sutileza de su paleta y troncos como los del pino o la propia higuera de acusada personalidad. Hay campo obediente al jardinero, como el Campo Grande.
Dice Pablo Giménez que la naturaleza que le rodea es «cambiante y generosa», quizá no«deslumbrante» pero si bella. Le gusta pintar el campo, le gusta evidenciar en 'bocadillos' aclaratorios que el caballete está allí, que su pincel es un artificio que aspira a ser lo más natural posible.
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