Exposición en Valladolid

Historias con nombre propio de la guerra de Ucrania

El periodista, que publica su trabajo en 'El País', llegó a Kiev horas antes de al invasión rusa y ha seguido la guerra, ayer mismo volvió de allí. «Podría alimentar estas paredes con material nuevo», dice el onubense. Las fotografías expuestas fueron tomadas entre febrero y septiembre de 2022. «Las imágenes centran la atención sobre los civiles, el conflicto no solo se vive en la trinchera, no es solo una cuestión de artillería».

La traductora de 80 años que llora, la bendición del padre Tadeus en la calle, los juegos infantiles en la plaza de Kiev y los niños que juegan en el esqueleto de un carro de combate, la euforia juvenil en un improvisado museo de la guerra en Irpin, bodas con novios de impoluto blanco, prímulas en una ventana sin cristal ya. La guerra a pie de calle, también en las víctimas que acumulan causas, los enfermos de cáncer pediátricos, Vasyl que perdió una pierna en el primer mes de guerra por el disparo de un impaciente soldado ruso, las esvásticas en Chernóbil, la exhumación de cuerpos en fosas comunes, Natalia asomada en su balcón, negro como toda la fachada de su edificio.

524 días después no se hay luz. «Veo difícil un final a corto plazo. Si hay negociaciones entre bambalinas –no es infinita la entrega de dinero y armas de los aliados a Ucrania–, se estará considerando una solución y no creo que se mantenga la condición del desalojo total de Rusia que impone Zelenski, suena cada vez más la posibilidad de que Crimea siga en manos rusas», sostiene Luis de Vega, que augura no menos de 20 años de posguerra. «Limpiar los restos del país, recuperar la salud mental y las infraestructuras públicas forma parte de la guerra».

'Ucrania, la guerra de los civiles' recala en Valladolid, tras otras seis ciudades, de la mano de la Fundación Anastasio de Gracia, con el propósito de «mostrar el sufrimiento de la población. A veces creemos que las guerras pasan en otros continentes, esta transcurre muy cerca de nosotros», afirmó Félix González Argüelles, de la Fundación. La exposición está acompañada por el libro 'Ucrania, resistir al horror'.