![Cómo hacerse un selfi dentro de la habitación de Van Gogh en Valladolid](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202211/12/media/cortadas/1457748013-kNFB-U180690100011eOF-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Todavía tengo los ojos cansados», le escribía por carta, el 16 de octubre de 1888, Vincent Van Gogh a su hermano Theo. Cansados los ojos después de haber recuperado, enfebrecido, la pasión por el trabajo. Agotados, después de haber dedicado las últimas horas a dibujar ... un croquis y concretar su última idea:un cuadro sobre ese dormitorio en Arlés en el que había recuperado la inspiración.
«Cuando se vea el cuadro, se debe reposar la cabeza o más bien la imaginación», quería Van Gogh para esa nueva obra donde se verían las paredes de un violeta pálido, la sábana y las almohadas de un limón verde muy claro, las sillas de un amarillo «mantequilla fresca» y la colcha, de un «rojo escarlata».
«No me voy a extender más porque mañana, para acabar la tela, comenzaré a trabajar muy temprano, con la fresca luz del amanecer», concluía Vincent en esa carta cuyo texto puede leerse en la sala de exposiciones de La Pasión (Valladolid). Allí, incrustado en la muestra dedicada a Roy Lichtenstein, se ha reservado un espacio, en la antigua capilla, para crear un reproducción tridimensional de la famosa habitación de Van Gogh en Arlés.
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El Equipo Abril ha diseñado (con vinilos en gigantografía y mobiliario pintado para la ocasión) una experiencia inmersiva que permite al espectador colarse en el interior del dormitorio. «Hemos buceado en archivos, consultado mucha documentación y estudiado los cuadros para lograr una reproducción fidedigna, con las dimensiones reales del dormitorio y los colores descritos por Van Gogh en sus cartas», explica el pintor cubano Rosniel Abril, responsable de la intervención.
El público podrá entrar en la habitación y se le invita (a través de una aplicación que podrá descargarse allí con un código qr) a hacerse un selfi y enviarlo para, con todas las fotos recibidas, crear un mosaico gigante que reproduzca uno de los autorretratos de Van Gogh. Esa obra, convertida en NFT (arte digital) será subastada y el dinero conseguido se destinará a las ONG que trabajan para proteger el patrimonio artístico de Ucrania amenazado por la invasión rusa.
En realidad, Van Gogh no pintó una sola vez esta habitación, sino que se conservan tres cuadros muy similares sobre este cuarto. El primero es de octubre de 1888, de ese momento en el que Vincent escribe a su hermano, y se encuentra en el museo que hay en Amsterdam dedicado al pintor.
Una segunda versión, en el mismo tamaño, de septiembre de 1889, está en el Art Instituto de Chicago. La tercera, de menos dimensiones, puede verse en el D'Orsay de París. Son tres de las cerca de trescientas obras (doscientos cuadros, cien dibujos) que Van Gogh finalizó durante su estancia en Arlés.
Llegó a esta pequeña localidad del sur de Francia el domingo 19 de febrero de 1888.Escapaba de París en busca de sol, color, tranquilidad e inspiración. Encontró todo esto en una vivienda en el norte de la localidad, en la plaza Lamartine. Delante tenía un pequeño parque y muy cerquita, el río Ródano. Allí alquiló, por 15 francos al mes, cuatro habitaciones y un taller. Su idea era convertir esta vivienda (la Casa Amarilla) en una residencia que acogiera a artistas. Los bombardeos de la II Guerra Mundial acabaron en 1944 con esta casa y su dormitorio, cuyo recuerdo sigue vivo gracias a la obra del pintor.
Cuatro días después de esa carta enviada a su hermano, Van Gogh recibe la visita de Gauguin, que se instala en esa vivienda recién llegado de Bretaña. Su objetivo era escapar del mal momento económico y de salud que atravesaba. Tal vez la compañía con un amigo artista pudiera ser un acicate para remontar su ánimo. Pero la convivencia fue más que complicada. Las peleas eran continuas. Algunas, incluso en público (como durante una visita a un museo en Montpellier). Gauguin se marchó en diciembre. Poco después, el 17 de abril de 1889, Vincent abandonaba esa famosa habitación e ingresaba libremente en el sanatorio mental de Saint-Rèmy. Murió al año siguiente, el 29 de julio de 1890, a los 37 años.
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