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Joaquín Reyes: «El humor ha cambiado como la sociedad, no hay paraísos perdidos»La séptima edición del Foro de la Cultura, celebrada a lo largo de esta semana bajo el lema 'Perdonen que me ría', ha bajado este domingo el telón en el Teatro Calderón con dos encuentros sobre el humor generacional y la labor del cómico. En ... la primera de las mesas han intervenido Javier Cansado, integrante de Faemino y Cansado, y su hija, la también humorista Helena Pozuelo, en un acto moderado por Mery Cuesta.
Con el título 'No lo pillo', padre e hija conversaron sobre la comedia entendida a lo largo de las distintas generaciones. «Con quien creces o con quien te desarrollas tiene un efecto en ti; se nota más en todas las artes, pero con el tiempo me he dado cuenta de que también sucede con la comedia: el encaje con tu generación es mayor que con las venideras», valoró Cansado. Los referentes de Pozuelo se centran más en la stand-up comedy norteamericana y las humoristas femeninas, con Sarah Silverman a la cabeza, mientras que su padre enumeró a Tip y Coll, Les Luthiers, Gila o Julio Carabias: «Cuando yo empezaba había muy poca gente que se dedicara al humor; y aún menos mujeres; ahora hay cientos», rememoró el cómico, a propósito de las dificultades de su momento vital: «Los cómicos, salvo Les Luthiers, no actuábamos en teatros, sino en salas de fiesta: eran ambientes inhóspitos y todo era más complicado», recordó.
En la evolución del humo de las revistas como Por Favor, Hermano Lobo, El Jueves o Revista Mongolia identificaron su conclusión natural hasta la fecha en la web satírica El Mundo Today, y el humor televisivo tradicional, «al que le falta vida», evolucionado en la improvisación rabiosa de La Resistencia o los innumerables podcast de humor que seducen a ambas generaciones: 'La Ruina' o 'The Office Ladies' (en el caso de Pozuelo) y 'Nadie Sabe Nada' y 'Aquí Hay Dragones' (en el de Cansado, donde también interviene).
«La clave en que 'Ilustres ignorantes' funcione mejor con mi generación y a Faemino y Cansado no vayan gente de menos de 25 años es porque lo primero se puede compartir en YouTube», apuntó Pozuelo. A propósito de la transgresión del humor, la humorista también aludió a que su humor negro no coquetea tanto con la muerte, tabú para la generación previa, como con las violaciones; tema candente en la actualidad: «Me gusta enfrentar temas que me preocupan», aseveró. Otra de las claves tocadas fue el cambio de sensibilidades: «Son tiempos distintos y ahora se respeta más que antes», agregó.
Cansado también aludió a las distintas exigencias entre un público español y uno norteamericano: «Los estadounidenses pueden esperar cuatro minutos a un chiste, aquí pedimos más rapidez». Mery Cuesta concluyó la mesa con un juego citando numerosos cómicos (Los Simpson, Pedro Reyes, las marionetas de El Hormiguero o Miguel Noguera) y retando a padre e hija a que confesasen si los entendían o no.
Como cierre de la VII edición del Foro de la Cultura, Arturo Valls y Joaquín Reyes abordaron los matices que hay tras la labor del cómico y algunos de los lamentos que hay detrás de la profesión en la mesa 'Quien ríe el último', moderados por Marta Echeverría: «Hay muchos humoristas que se lamentan de que no los entienden, y quizá lo que resulta es que no han hecho el chiste en el lugar adecuado», valoró Reyes. Mirando también atrás en su propia vida y a su propia conformación como profesionales de la risa, Valls recordó sus «inicios de sal gorda» y la vocación de «conseguir hacer que la gente de alrededor está bien». Reyes también ponderó, con ironía, cómo pasó «de ser el graciosete a embajador del entretenimiento». Sin embargo, aquí encontraron también un lado oscuro: «Una reunión de cómicos a veces es lo peor, y a mí también me gusta que me hagan reír, tengo la fortuna de que me rodean amigos muy graciosos».
Frente a la dificultad que Valls percibe en el público al que le cuesta distinguir entre persona y personaje, Reyes prefirió centrarse en «el cariño de la gente que todo lo compensa con creces» y cargó en su lugar «contra el cómico excesivamente serio» y «los dramas, impúdicos y tramposos» frente a la comedia «y sus múltiples registros». También consideró que «el humor ha cambiado, como la sociedad», pero que «no debemos añorar paraísos perdidos».
La VII edición del Foro de la Cultura ha concluido con una afluencia de más de 13.000 espectadores, según una nota facilitada por la organización, a lo largo de cinco días con más de cuarenta ponentes nacionales e internacionales.
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