Solana, Picasso, Cezanne, Soutine, Goya, Velázquez, Permeke y Rothko convergen en 'Ellos'. Son los pintores con los que habla Juan PabloSánchez en su obra, a los que reconoce como maestros, interlocutores en el caballete. Pero también están sus amigos, su mujer, los personajes con los ... que se ha ido encontrando en Casablanca, en Gran Bretaña, en Francia o en Segovia, donde vive desde 1974. La sala Teresa Ortega Coca, en el Palacio Pimentel, abre al público el miércoles esta exposición con óleos, esculturas y relieves de quien describe su obra dentro de la figuración, «en ocasiones en el límite, pero no es abstracción».
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A Sánchez le resulta difícil «explicar lo inexplicable», es decir hablar de su obra a la que ni siquiera pone títulos, solo fechas. El tiempo está contenido en el reloj sin agujas de un óleo, «expresión de la angustia que me produce», dice. Un hombre con chilaba mira al espectador y las naranjas dedicadas a Abraham Serfati brillan en otro cuadro, ambos eco de la vida del artista en Marruecos.
Sus amigos pintores ingleses le enseñaron los interiores. Retrata a una pareja intemporal, acodada en la barra del pub. Costumbrismo sin calendario, si no fuera por el cartel de AC/DC de la esquina superior.
Le gustan los interiores, de atmósferas pardas, entre las que se intuye una cama, una mujer, un perro. «Yo pongo una parte y el resto lo hace el espectador, me gusta que repinte conmigo». Hay ecos de la Guerra Civil, «ese tiempo terrible que no viví pero que pesa en todos, la condición humana en su expresión de maldad». En otro óleo se ven dos peluches con cruces rojas encima, «estaban pintados mucho antes de lo que estamos viendo en Ucrania, todo acaba ligando los acontecimientos».
El pintor censurado
Entre los cuadros, pequeños retrataos y bustos escultóricos, !de regusto arqueológico» y de estética muy solanesca. Quien fue profesor de grabado escapa a las dos dimensiones con retratos en relieve y con estas pequeñas piezas en las que experimenta con materiales como gres, resina, cartón, poliéster, madera o plomo.
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Salta a otro óleo. «Cezanne sufrió la censura como pintor de desnudos. Pintaba bañistas y su mujer quemaba los cuadros. Este recuerda a unos soldados que él vio bañarse desnudos e imaginó que eran mujeres, a la derecha está el boca abajo». Hay dos juguetes, nacidos del puro divertimento con el cartón y la madera y los libros de autor en los que Sánchez exhibe su trazo como dibujante de insectos. Termina con una 'Galería de canallas' y con dibujos enmarcados en azul que rememoran el parque de Casablanca en el que jugó de niño.
Entre todos ellos, hay ellas, «un alegato feminista» en mujeres que leen, que se sientan a la mesa, que se mofan de lo que ven o que son violadas. Todos difuminados en el ambiente gris/ocre del pintor que considera que la «abstracción no existe, todo es figuración, todo materia».
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