La fantasía geométrica de Fernando Guijar, en la Galería Javier Silva

Fernando Guijar posa con una camisa de vegetación tropical y ese parece ser su ecosistema favorito, tamizado por una estética ochentera que incluye la figura del comecocos y estilizados cocktails. El medinense también ha trabajado en diseño textil y de ese lenguaje permanece el gusto por los patrones seriados, que utiliza a modo de paréntesis barrocos en sus composiciones de delineante. Colores degradados llenan las figuras como si fuera la alerta de un artista que no se fía de los básicos. De hecho todos tonos proceden de personales mezclas de pigmentos.

El autor de la escultura de Villa del Prado, 'Todo el empeño para que flote el corazón', trasciende el plano y busca una discreta tridimensional con sus esculturas de pared. Los itinerarios geométricos que transen sus lienzos son aquí la estructura al aire a la que va añadiendo formas. Guijar prosigue en su experimentación de materiales y técnicas. De los paisajes naturales ha pasado a los jardines artificiales, como un demiurgo de una naturaleza artificiosa. Eso que se llama lenguaje propio de un artista otorga a Fernando Guijar la condición de diseñador romántico.

Artista habitual de ARCO, participó en la propuesta del Patio Herreriano 'Lienzo MPH, con su mural 'Entre lo pintoresco y lo sublime'. La última exposición en su galería vallisoletana fue 'Blok', en 2017.

Entre sus trabajos textiles, destaca 'Otro arte', una muestra de telas diseñadas por Gijar con su madre, Antonia Cadenato, que fueron colgadas en los balcones del Palacio de Quintanar en Segovia, en un proyecto colectivo en torno a la relación de arte y artesanía comisariado por José María Parreño.