Muere a los 90 años Félix Cuadrado Lomas, el pintor que abrazó el alma del paisaje castellano

Allí se idearon y plasmaron en lienzo (y no solo en ese soporte) algunas de sus obras fundamentales, piezas que tienen Castilla como eje vertebrador y donde Cuadrado Lomas defendió su concepción de la pintura, la disciplina artística «más intelectual». «En la pintura todo es ficticio, pero con la perspectiva, el volumen, la línea, puede formar movimiento», aseguraba en una de sus últimas entrevistas, donde reinvicaba la riqueza de esos paisajes que tantas veces recogió con sus pinceles. «El paisaje castellano tiene lados ocultos y misteriosos que hay que descubrir, aunque para eso lo mejor es vivir en él. Muchos no han sabido ver su forma artística, se les hace monótono y prefieren el paisaje de postal de montaña. El paisaje castellano tiene cantidad de matices que hay que descubrir».

Esa labor de descubrimiento, en su caso, está íntimamente ligada con Calzada de los Molinos, el pueblo palentino de su madre, donde pasó largas estancias, sobre todo durante los veranos de su infancia y, durante casi un año, en 1950, para recuperarse de una tuberculosis.

Nació en la calle Panaderos, en el año 1930, y estudió con los jesuitas en la capital vallisoletana. Entre 1945 y 1957 trabajó como cobrador de recibos para un médico, luego de aprendiz en una tienda de zapatos de la calle Teresa Gil y como final de su vida de asalariado, como dependiente y escaparatista en unos almacenes de la calle Santiago. Al tiempo, estudió y aprendió dibujo en la Escuela de Artes y Oficios, donde conoció y se relacionó con otros pintores.

Pronto empezó a participar en exposiciones y concursos y a viajar por España, Portugal y Francia. «La primera época de mi obra tiene la impronta de algo hecho con gran capacidad de trabajo e instinto. En aquel momento era capaz de pintar uno o dos cuadros al día, al aire libre. El trabajo posterior es más cerebral y también tiene su valor», aseguraba.

En 1966 obtuvo el Premio de Pintura de la Caja de Ahorros Provincial de Valladolid, con el cuadro 'Mulas y tierras'. A partir de entonces decidió no participar en ningún concurso y todos los premios que recibió fueron honoríficos, sin que él se presentara voluntariamente. De hecho, en 2018 la Junta le concedió el Premio Castilla y León de las Artes de 2017, que rechazó por considerar que le llegaba tarde y por carecer de dotación económica.

Sí que obtuvo en 2009 el premio Provincia de Valaldolid a su trayectoria, con composiciones en las que combinaba los campos y tierras de labor con «las mulas que parecen dotadas de una personalidad casi humana, los toros y los toreros, las figuras o los bodegones». Cualquier soporte era válido para su obra, desde lienzos y tablas a cartulinas, cartones, incluso hojas de cuaderno, donde se empleaba con acuarelas, óleos, la tinta al carbón en unos trazos que navegaban entre el cubismo y el expresionismo.

En su larga trayectoria ha colaborado con numerosos escritores y poetas, como Francisco Pino, Jorge Guillén o Claudio Rodríguez. La capilla velatoria está instalada en el tanatorio de Las Contiendas de Valladolid. La despedida tendrá lugar el día 19, a las 11:00 horas.